Un último té (Privado / R+18)

Soltó un par de risitas al escuchar los latidos desenfrenados del corazón del otro, por lo cual supuso que debería de estar sonrojado. ¡Ojalá hubiera tenido a la mano una cámara para poder tomarle una foto! Alzó la mirada para poder verle, sin perder su sonrisa pícara y sin dejar de hacer lo que estaba haciendo. Realmente se veía adorable con esa expresión en su rostro, ¡lo que hubiera dado para que Break fuera una chica y ella un chico! Las cosas realmente serían divertidas.

Dejó de lamer el pezón para pasar al otro y repetir la acción sobre este, mientras que su mano se dedicaba a acariciar el pecho del mayor con total calma. Sabía que Break aún no se acostumbraba, por lo que decidió fastidiarlo un poco y pasó a morder el pezón que estaba lamiendo, teniendo cuidado de no encajarle un colmillo.

Lo mordisqueó y lamió hasta que quedó satisfecha, y sin dejar de reír pasó a lamer el centro de su torso, para luego subir por su garganta y llegar hasta sus labios, los cuales también lamió sin descaro alguno. Lentamente se separó de él, mientras que sus manos bajaban al cierre de su pantalón para desabrocharlo y bajarle la prenda junto con su ropa interior.

- ¿Sucede algo, Break~? - preguntó con falsa inocencia al ver su rostro todavía sorprendido. Aquello sólo hizo que su ego creciera y que tuviera ganas de intentar un montón de cosas más.

Aquello lo había tomado tan desprevenido que tardó unos momentos en pensar en qué hacer o cómo reaccionar, sin poder dejar de sorprenderse cuando la vampira pasó a su otro pezón como si llevasen realizando esa extraña práctica durante un buen tiempo. No pudo evitar gemir por lo bajo, ante la sorpresa, cuando Maria mordisqueó hasta quedar satisfecha.

Sencillamente, aquello le sumó más tiempo a su "recuperación" de aquél estado de anonadamiento.

Sólo reaccionó de una vez cuando sintió que la otra le retiraba el pantalón y los bóxers, pudiendo ya cambiar su expresión a su sonrisa tenue habitual, relajando un poco más su párpado cuando volvió a entrecerrarlo.

-En absoluto, Maria-sama- Contestó con su clásico tono de voz en lo que se enderezaba un poco más. -Simplemente quiero igualar las cosas~- Y con un rápido movimiento, volvió a tumbarla sobre el colchón para quedar él encima y deshacerse del resto de las prendas de la chica, quedando ahora los dos en las mismas condiciones.

Hizo un puchero en cuanto el otro les obligó a rodar, quedando ella debajo nuevamente. ¡Diablos! ¿Por qué los hombres debían de ser tan orgullosos y negarle a una el derecho de estar arriba? Podría contar las veces en las que estuvo cabalgando al otro con los dedos de una mano y hasta le sobrarían.

Pero bueno, ¿qué hacerle? No podía obligarlo... ¿o sí? Una sonrisa traviesa creció por sus labios, y como niña obediente, se dejó quitar el resto de su ropa. Ahora ambos estaban desnudos; piel rozando contra piel. Su cuerpo se acoplaba al calor que emanaba del ajeno, haciéndolo suyo y ocasionando que su sed comenzara a despertar poco a poco, pese a que no tenía mucho que se había alimentado. Era, tal vez, una reacción completamente natural. El saber que tenía un cuerpo vivo cerca de ella accionaba sus instintos primarios.

Lamió sus labios, al igual que sus colmillos ya crecidos, mientras que sus ojos brillaban a causa de la lujuria y el hambre. Pasó su dedo índice por el cuello y el torso de él, dibujando pequeños círculos allí donde el corazón de Break latía con fuerza. La sangre del otro parecía estar cantándole, y Maria no podía esperar a encajarle los colmillos al mayor.

- Nein, liebe - susurró, y en un rápido movimiento pasó a quedar encima de él, y esta vez era definitiva -. Esta vez me toca a mí - ronroneó y sacó su lengua, sólo para lamer sus labios y bajar por su cuello.

Dejó un caminito de saliva por todo su pecho, hasta bajar por su vientre. Soltó un par de risitas al ver que su viejo "amigo" ya se encontraba esperándola, y de forma delicada tomó el miembro del otro entre sus manos. Le dio una lamida fugaz, queriendo ver las reacciones de Break, ya que ella no solía hacer ese tipo de cosas. Pero era bueno experimentar de vez en cuando, ¿no? Había ocasiones en las que el sexo se volvía monótono, y no quería que se volviera la típica rutina del "saca-mete". Quería jugar, aún si el otro no estaba de acuerdo en eso (cosa que dudaba, Break siempre estaba de acuerdo en todo lo que ella hacía o le pedía).

No queriendo torturarlo más con las lamidas fugaces, la albina decidió apiadarse de él. Besó suavemente la punta, para luego comenzar a lamerla, mientras que sus manos subían y bajaban por todo el tronco en un vaivén no tan rápido, pero tampoco lento como para desesperarle.

Había algo extraño con Maria mientras la desnudaba. Y es que generalmente no se habría mantenido tan callada y sumisa por tanto tiempo. Cuando elevó la vista para centrarse en sus facciones cayó en cuenta de que en efecto, algo tramaba. Esa sonrisa maliciosa que no podía contener la delataba, y causó que él también esbozara una tenue sonrisa calma pero llena de expectación y el mismo cinismo habitual.

Sonrisa que se tensó hasta quedar en una línea recta en cuanto la sintió pasando uno de sus dedos por su pecho, allí, justo donde había cubierto una grieta con magia. ¿Lo había descubierto?... Pese a que su semblante no cambió en lo más mínimo, su pulso se aceleró, delatando cierto nerviosismo ante aquella posibilidad.

Pero el siguiente cambio tan repentino de posturas logró aturdirlo un poco. Break no tuvo ni la más mínima idea de qué pretendía hacer ahora la vampira hasta que dijo aquello último. De cierta forma, una parte de él se alivió enormemente al saber que su secreto seguía manteniéndose oculto, pero por otro lado no podía relajarse por completo sabiendo que Maria siempre salía con algo completamente impredecible. Bueno, tampoco se quejaba, después de todo ese era uno de los grandes atractivos de la albina, el sorprender a todos todo el tiempo.

-Entonces será como Maria-sama prefiera~- Comentó con su habitual tono de voz, justo antes de que ella pusiera en marcha su plan y bajase en ese recorrido desde su torso hacia más abajo.

Antes de que pudiera prepararse siquiera, sintió esa rápida y fría lamida que lo hizo estremecerse enormemente, obligándolo a ahogar un repentino jadeo por aquella sensación. Para las siguientes lamidas ya se había preparado un poco mejor, pero eso no quitaba el hecho de que se le hacía extraña la sensación de su lengua húmeda y fría pasar por sobre la punta de su miembro tan rápido como la de un gato por su leche.

Lo siguiente lo hizo volver a estremecerse. Cerró su ojo y soltó un par de suspiros en lo que inhalaba y exhalaba para intentar acostumbrarse. El choque de temperaturas y la forma en la que la vampira estaba trabajando su masculinidad lo llevaban a soltar algún leve gemido cada tanto, pese a que intentaba contenerlos.

-La noto muy "entusiasmada" hoy, Maria-sama...- Comentó como pudo, volviendo a abrir a penas su ojo para mirarla.

Rió suavemente, con sus labios pegados a la punta de su miembro. Le gustaba causar ese efecto en el otro, le hacía sentir como si fuese ella quien tuviera el control de toda la situación. Podría decidir si dejar que se corriera y disfrutara; o torturarlo e impedir que lo hiciera. Ambas opciones eran sumamente tentadoras.

- Bueno~ - comenzó diciendo, mientras que restregaba su mejilla contra el miembro de él, antes de comenzar a subir un poco hasta dejar que sus pechos lo rodearan para poder restregarse contra él -, casi no hacemos estas cosas, ¿no te gusta variar un poco? - preguntó, con una leve risita.

Podía sentir lo duro y caliente que comenzaba a ponerse por el simple hecho de que sus pechos se restregaran contra él, y aquello le hizo sonreír más.

- Moo~ ¿acaso te gusta cómo se sienten mis pechos, Break? - preguntó curiosa, y decidió sujetar sus pechos para apretar su miembro entre estos, queriendo resaltar su pregunta.

No esperó a que él respondiera, porque pronto bajó su cabeza para seguir lamiéndolo, degustando el sabor salado que comenzaba a manar de su punta. Sus manos movían sus pechos de arriba hacia abajo, de forma lenta y provocadora, y pese a que ella misma no se estaba tocando ni nada, ya comenzaba a sentirse caliente. Todo aquello le estaba resultando demasiado excitante.

Al menos ella parecía estarlo disfrutando en grande al ser la que dominase la situación. Y tenía razón; la verdad, casi nunca variaban en ese sentido, y darle la oportunidad a ella de torturarlo un poco no estaba mal... tomando en cuenta que podía ser una de las últimas veces que pudiera disfrutar a su lado, antes de tener que tomar medidas al respecto sobre su cuerpo roto.

Se incorporó levemente con ayuda de su codo mientras esbozaba una tenue sonrisa divertida y tranquila, como era habitual en él.

-A decir verdad no está nada mal~ me pregunto qué sorpresas tendrá para mí, Maria-sama~- Contestó con toda la intención de dejarse manipular por ella como quisiera. ¿Hasta qué punto podría llegar la albina?

La conocía lo bastante bien como para saber lo impredecible que podía llegar a ser, eso lo tenía bien en claro. Y estaba jugando con fuego, bien podía llegar a arrepentirse luego de dejarse torturar por ella.

Antes de poder decir nada más, sintió de pronto la suavidad de los pechos de ella rodeando su miembro, y la temperatura y textura de estos era algo tan nuevo en aquella zona que lo hizo estremecerse levemente. Simplemente, se sentía demasiado delicioso, y la vampiresa no dejaba de deleitarlo al frotar sus senos de esa manera contra su falo endurecido.

Cerró fuertemente su ojo y soltó un suspiro levemente entrecortado, intentando mantenerse firme. Aunque los escalofríos placenteros pronto comenzaron a mermar sus fuerzas, por lo que en instantes volvió a ceder hasta acostarse. Su cuerpo no estaba en muy buenas condiciones como para ponerse a esforzarse precisamente ahora, y las acciones que ella le dedicaba lo estaban casi enloqueciendo.

Se sentía más ansioso. Aquello sin duda se sentía extremadamente bien, era algo exquisito... pero necesitaba más, tenía el impulso de penetrar para liberar esa tensión brutal que sentía en su entrepierna. E inconscientemente sus caderas comenzaron a moverse también, como pidiéndole más, algo más intenso.

Su lengua recorría cada centímetro de la piel suave y caliente de su miembro, mientras que sus pechos se apretaban alrededor del tronco. El contraste de sus temperaturas le hacía estremecerse y desear ser envuelta por todo el calor que el otro desprendía.

Se subió sobre una de las piernas de él para comenzar a rozar su sexo contra esta, con cierta insistencia; tenía tantas ganas de que el otro la tocara, que la hiciera sentir bien, pero no podía. Quería ser ella quien le diera placer antes, puesto que usualmente Break era el que lo hacía y finalmente a ella ya no le quedaban ganas de nada más. Terminaba tan cansada después del coito que lo único que hacía era beber algo de la sangre del albino para poder dormirse con el estómago lleno.

Comenzó a sentir cómo él trataba de mover sus caderas, y sin poder contenerse soltó una risita. ¡Se veía tan adorable con esa mueca de desesperación y ansiedad! Y le encantaba saber que era ella quien le provocaba todo esto. Le dio una última lamida a su miembro, de forma lenta y pausada, antes de separarse de él y comenzar a masturbarlo al rodear su pene con su pulgar e índice.

- ¿Quieres meterlo ya, Break~? - ronroneó con una voz seductora. Su mano libre fue a los testículos de él para acariciarlos, antes de darle un suave apretón -, lo lamento, pero ore-sama todavía no acaba con tu pequeño amigo, así que tendrás que esperar un poco~.

Y sin más, soltó su miembro para poder meterlo de lleno en su boca. Tuvo una pequeña arcada, puesto que era la primera vez que lo metía tan profundo, pero no paró. Llegó hasta la base, y su lengua lo apretaba con su paladar para así poder lamerlo un poco, agradeciendo también que no tuviera la necesidad de respirar para así dejar el miembro del otro el tiempo suficiente dentro de su boca, antes de sacarlo.

Rió suavemente, mientras que sus dedos estimulaban la base de su pene y su otra mano se entretenía con sus testículos. Estaba disfrutando realmente eso, y su entrepierna no dejaba de restregarse contra la pierna de él. Queriendo aliviarlo, volvió a meter su miembro en su boca, aunque sólo la mitad, ya que comenzó a mover su cabeza de atrás hacia adelante para estimularlo tanto con los labios como con su lengua.