Desconocido conocido (Mira/Jace - Libre)

Era precisamente en momentos como ese que odiaba el casi no tener poder mágico para poder hacer ese tipo de cosas que ni eran tan complejas para un mago promedio o cualquier criatura que tuviese un mínimo de esencia mágica corriendo por sus venas. A pesar de ser un conjuro simple de teletransportación y tras de todo ayudarse con un cristal para no usar tanta magia, que no tenía, le salió mal de todos modos y acabó llegando a un sitio que ni él se encontraba.

Estaba todo oscuro, caliente y apretado, posiblemente sobre una pila de ropa. ¿Había aterrizado dentro de un armario?... bueno, por lo menos podía estar seguro de que no se encontraba en el cuarto de su madre, pues de lo contrario no estaría tan estrecho ahí dentro. Con cautela, abrió despacio la puerta y salió de allí, desembocando en lo que parecía ser uno de los pasillos de la mansión. ¿Era un corredor secreto acaso?...

Si bien él conocía perfectamente su propia casa, el castillo era tan grande que había sitios secretos que ni él había llegado a explorar. ¿Ahora cómo salía de allí?

Suspiró con cansancio y se acomodó su chaqueta negra, guardando en uno de los bolsillos el pequeño cristal antes de disponerse a caminar hacia uno de los extremos para ver si encontraba la salida. Pero su plan fue frustrado en cuanto un par de flechas se clavaron a milímetros de su cara, incrustándose en la pared y deteniendo por completo su marcha. Eso no se lo esperaba...

Tratando de no verse tan impactado para mostrar la seriedad que le correspondía en ese papel, giró lentamente la cabeza para encontrarse con su atacante. Aunque ya presentía quién podría ser, y eso sólo complicaría más las cosas.

Aquel dia jace se habia levantado con un mal presentimiento,no era nada demasiado concreto pero sentia una cierta intranquilidad en el ambiente que no era propia del castillo. Los vientos de la magia parecian arremolinarse de una forma mas caprichosa de lo usual como si acaso hubiera alguna especie de perturbación en el flujo normal de los eventos.
Descarto aquellos pensamientos atribuyéndolos a la falta de sueño y la constante tensión a la que estaban sometidos tanto el como la princesa,cuidar de los niños se volvía cada vez mas difícil pues a pesar de que eran solo bebes cada día se movían un poco mas,cada día se volvían mas inquietos evidentemente deseosos de explorar el mundo mas allá de la habitación de la princesa. Pero por mucho que lo desearan tanto el como mirajanne sabían que eso era algo imposible,si se les dejara libres la noticia de los gemelos no tardaría en extenderse por todo lo ancho del reino cortesía de los chismosos sirvientes que cuidaban del castillo, en mas de una ocasión había pensado que quizás el y la princesa podían llevar a los bebes a algún lugar remoto donde pudieran moverse sin miedo a ser descubiertos pero la idea fue rechazada incluso antes de que pudiera abandonar sus labios,un lugar aislado era una espada de doble filo demasiado peligroso como para arriesgar a los niños solo para que se movieran un poco.

En mas de una ocasión había sopesado la opción de que vagaran encubiertos en sus pieles de zorro pero la especie de la princesa era demasiado escasa como para pasar desapercibida y mas aun una madre con dos crías,mientras le daba vueltas al asunto realizaba una ronda por el castillo mas por tener algo que hacer que por la verdadera necesidad de hacerlo,sus pies lo llevaban solos hacia las barrancas de la guardia de la noche como si acaso hubiera algo allí que tuviera que ver. Un poderoso desequilibrio sucedió de repente y jace apresuro el paso para llegar al lugar de tan extraña perturbación,cuando estuvo cerca saco el arco y tenso una flecha mientras se acercaba moviéndose tan sigilosamente como le era posible-elegiste un mal lugar para atacar-pensó mientras se acercaba esperando encontrar a otro asesino para agregar a la lista,aquella fluctuación después de todo solo podía ser echa por alguien que había usado la magia del caos para formar un portal dimensional hasta allí. Lo que encontró allí sin embargo no era ni remotamente lo que esperaba,de un armario salio un chico no mayor de 17 años con mas apariencia de novato que de asesino disparo dos flechas a modo de advertencia para que notara que no estaba solo-identificate-le dijo en un tono seco mientras preparaba una tercer flecha,no quería matar a alguien así por lo que quizás podía convencerlo de que huyera de allí.

Enfrentarse a su padre iba a ser una de las cosas más difíciles que tendría que hacer. Pero ya se había mentalizado para algo como eso, estaba dentro del marco de sus expectativas, así que tenía que verse calmado y mantener la seriedad para que su actuación fuese lo más real posible.

Se giró despacio para verlo, ya habiendo modulado sus facciones para mantener la seriedad en su rostro y poder encararlo sin ser intimidado.

-Mis felicitaciones a la princesa por tener tan bien vigilado el castillo- Comenzó diciendo. No era precisamente un tono bromista lo que estaba empleando, pero guardaba cierto cinismo que pretendía bajar un poco la tensión. O por lo menos esa era la idea, porque si era malinterpretado terminaría con una flecha atravesando su garganta.

Alzó levemente los brazos como para decirle que se calmara, que no era peligroso.

-Antes que nada, permíteme aclarar el malentendido- Habló, tratando de ser lo más profesional que podía para tratarlo de igual a igual y que no se le escapara por accidente llamarlo "papá" o algo por el estilo, como había estado ocurriendo en sus pesadillas desde que llegó a ese tiempo.

Con una de sus manos y con gran cautela para que no se viera como un movimiento sospechoso, extrajo del bolsillo interno de su chaqueta una insignia perteneciente a la Guardia Real para luego mostrársela. Era falsificada, pero la diferencia entre esa y la real eran literalmente nulas. Aquella identificación debería ser suficiente para que se le retirara la amenaza de flecha al menos, puesto que los miembros de la Guardia Real, al ser el ejército de élite de la Reina, podían ingresar a los terrenos de los príncipes siempre y cuando tuvieran una orden de ella, ya que eran completamente imparciales en el Ragnarok y no representaban ninguna amenaza para los Fénix, sino que por el contrario, su tarea era protegerlos.

-La Reina me ha enviado como un respaldo de seguridad para proteger a la princesa. Últimamente han estado ocurriendo extraños y desafortunados "accidentes" a muchos Fénix, y cree que la siguiente puede ser la primera hija- Explicó, ayudándose de que su argumento dentro de todo era cierto, puesto que recientemente muchos Fénix habían sufrido distintos tipos de desgracia.

El chico pareció perder la compostura por un segundo pero logro fingir bastante bien mientras intentaba bromear para ganar tiempo,levanto las manos casi al instante con lo que logro que al menos jace bajara el arco para escuchar lo que tuviera que decir antes de tomar una descicion sobre lo que haría con el.Le sorprendió bastante ver el sello real emerger del bolsillo de aquel chico pero no parecía ser una copia al menos hasta donde el podía ver-pues si pretendías entrar aquí como ladrón el accidente iba a ser tuyo-dijo mientras guardaba el arco mas molesto que otra cosa.

Entendía que la reina no podía enviar a uno de sus guardias de forma abierta sin que el resto de sus hijos empezaran a reclamar pero enviarlo de aquella manera parecía excesivamente descuidado incluso para los estándares de la reina-la princesa te recibirá arriba-dijo mientras le hacia una seña para que lo siguiera hasta el despacho donde mirajanne estaba respondiendo cartas y sellando papeles en un intento por mantenerse al día con el trabajo.

Subieron por la escalera hasta llegar al despacho donde jace toco la puerta antes de entrar en primero al despacho de la princesa-un guardia de vuestra madre a venido a visitaros-dijo mientras hacia un gesto para esconder a los bebes tras una capa de invisibilidad, la reina ya estaba al tanto de la existencia de los gemelos y lo mas probable era que aquel chico también pero preferia evitar riesgos hasta que pudieran estar seguros de que fuera quien decía ser.

Habían sido unos meses muy duros. El trabajo se le había acumulado hasta el techo, y sin no se ponía a revisar y firmar papeles ya, sabía que no acabaría ni en cien años todo el papeleo pendiente. El hecho de tener que trabajar en tal industrial pila de papeles la obligó a trasladarse definitivamente hacia su oficina, y con ella tuvo que llevar a escondidas a los bebés, lo cual era todo un dilema para transportarlos de regreso al cuarto a la hora de dormir, además de que lloraban un poco más porque ella no podía disponer de las 24 horas para brindarles la atención que exigían.

El compromiso con su hermano se había suspendido temporalmente, lo cual era algo al menos. Pero toda buena noticia viene acomañada de al menos una mala, y esa mala para ella fue catastrófica. Estuvo al borde de un colapso nervioso cuando descubrió que Nae estaba ciega, noticia que la había descolocado completamente por al menos un par de días en los que trataba de procesarlo todavía. Y es que no era para menos, después de haber pasado tanto tiempo con ella, siendo su propia madre había tardado demasiado en notar algo tan importante como aquello. Había sido un golpe bajo y tremendo para ella, además de que ahora significaba que era mucho más vulnerable ante cualquier enemigo.

Tardó semanas en poder asimilarlo del todo y tomar cartas en el asunto, ya planificando una protección completa para ella en cuanto diera a conocer a los niños cuando fuera el momento indicado, y ahora lo que más podía hacer por su pequeña era estar más atenta ante cualquier cosa que hiciera.

El problema ahora era que los pequeños, al ser seres sobrenaturales, se desarrollaban más rápido que un niño humano promedio, por lo que ya se veían sus intentos por aprender a caminar. Tenía que detener su trabajo cada dos por tres para ir con ellos y evitar accidentes y caídas, y por más que volviera a acostarlos volvían a tratar de ponerse de pie. Era algo demasiado agotador, pero de algún modo conseguía sacarlos adelante mientras los escondía del mundo para protegerlos.

Justo Nue era el que estaba tratando de caminar con sus torpes y tambaleantes pasos, cuando la puerta resonó con un par de toques desde afuera. El aviso de Jace la puso en alerta, y rápidamente tomó a ambos niños con sus colas para esconderlos detrás del escritorio, donde ya tenía preparado un futón improvisado hecho con suaves sedas para que se sintiesen cómodos y pudiesen dormir. El sitio oculto mas la magia de su caballero para ocultarlos debía ser más que suficiente, mientras que ninguno decidiera ponerse a llorar.

Cuando dio el permiso de entrada y las puertas se abrieron, su mirada de inmediato se clavó como una mortal daga de hielo en el intruso. Un extraño siempre representaba un peligro, en especial para sus bebés. ¿Y qué era eso del Guardia Real?... lo único que ella veía era a un mocoso que ni superaba la mayoría de edad. Pero bueno, también era bien sabido que sólo la élite ingresaba a esa facción, y si estaba allí era por algo. Seguramente sólo tenía esa apariencia de puberto, pero debía de tener al menos más de 200 años y un gran poder.

-He de suponer que un inconveniente de enormes magnitudes ha surgido como para que mi madre decida enviar a uno de sus Guardias, ¿me equivoco?- Fue lo primero que dijo, con su característica elegancia en el tono de su voz, pero esta vez permaneciendo completamente seria, sin ese rastro de cinismo que acompañaba cada comentario. Y era precisamente por el estrés que no podía ni fingir bien. Estaba demasiado molesta como para formalidades en ese momento.

Y justamente, la forma en la que lo estaba mirando dejaba bien en claro lo que no iba a soltar verbalmente para no ser tan grosera, pero sus ojos fijos sobre él transmitían un mensaje perfectamente legible: "Dime de una vez qué quieres y lárgate".

Reprimió para sus adentros una cierta queja que surgió ante el regaño de su padre. Al menos podía ver que esa parte suya no había cambiado en nada, pues incluso en ese tiempo seguía siendo el mismo que él conocía. Lentamente, bajó los brazos en lo que le permitía el paso para que lo guiara hasta el despacho de su madre.

-Parte de mi trabajo aquí es precisamente pasar desapercibido, o de lo contrario los otros príncipes comenzarán a reclamar su propio guardia y la Reina no puede darse el lujo de enviar una unidad de su ejército para cuidar a cada uno- Explicó mientras que lo seguía a través del pasillo.

El castillo seguía siendo casi el mismo, con pequeñas diferencias como el cambio de color en alguna que otra cortina y demás detalles menores, pero una vez salieron del pasillo pudo ya reconocer ampliamente el lugar por donde pasaban. Ser un extraño en tu propia casa y ante sus propios padres... jamás creyó que llegaría el día en el que se sintiera de esa manera.

Pero si bien le parecía que su padre ya andaba de mal humor con él, la mirada con la que lo recibió su madre cuando se abrió la puerta fue simplemente matadora. De haber sido un completo extraño de seguro no habría podido soportar la presión de esa mirada asesina sobre su persona, pero él sólo debía mentalizarse de que estaba frente a sus progenitores. Él los conocía, pero ellos a él no.

Como pudo, siguió metido en su papel, y disimulando su nerviosismo se inclinó para hacer una respetuosa reverencia y al menos tratar de darle una buena imagen a su madre para que no fuese tan dura con él.

-Mis más sinceras disculpas ante la irrupción en su castillo, princesa- Se le hacía tan extraño referirse a su madre de esa manera... -Espero y comprenda las circunstancias, la Reina no quiere que los demás príncipes sepan que uno de sus guardias personales se encuentra cuidando a la primera hija- Agregó luego, ya enderezándose para volver a mirarla, oculto tras una máscara de seriedad que le daban el aire formal que necesitaba. -Como seguramente ya debe saber, en los últimos meses han estado ocurriendo una serie de eventos desafortunados a muchos de los príncipes. Se cree que es parte de una conspiración que aún no ha dado su golpe con todas sus fuerzas y sólo está experimentando con unos pocos, y que pretenden iniciar con lo que quiera que pretendan hacer con la primera hija. Es por esa razón que a partir de ahora y hasta que el peligro pase, yo, Last Order, estaré bajo sus servicios- Finalizó haciendo otra leve y respetuosa reverencia, felicitándose mentalmente por poder lograr tan buena actuación. Improvisó un poco, pero no le quedó nada mal.

Lo único que rompió el silencio fue una leve carcajada infantil proveniente de detrás del escritorio de la princesa, captando de inmediato su atención para centrarla en ese punto.

¡Pero claro! Había caído justo en la época en la que sus hermanos aún eran bebés. Por un momento estuvo realmente tentado a ir y verlos él mismo para ver el color natural del cabello de Nue, puesto que desde que tenía memoria, ya lo traía pintado de color azul marino. Según su madre, Nue comenzó a teñirse el cabello cuando entró en la "etapa rebelde" de la adolescencia, mucho antes de que él naciera. Una lástima que tuviese que limitarse a quedarse allí, de manos atadas para no levantar ninguna sospecha.

"En otro momento será..." Se dijo en su mente. Tenía que verlos al menos una vez, quería saber cómo eran de bebés.

Mientras caminaban en dirección a la oficina de la princesa jace no pudo evitar notar que el chico giraba la cabeza de un lado a otro cada vez que pasaban a una nueva habitación,si bien era cierto que el castillo de mirajanne era tan lujoso como podía esperarse de una princesa le resultaba difícil de creer que alguien que había pasado su vida entre los muros de la 'fortaleza roja' como se llamaba la palacio de la reina pudiera estar tan impresionado con aquel. Su única explicación es que el chico era un novato recién salido de los campos de entrenamiento y que lo habían enviado allí para que ganara algo de experiencia en el mundo real, espía disfrazado o novato sin experiencia era difícil saber cual de los dos era realmente mas peligroso para la seguridad de la princesa.
Cuando entro en la oficina de mirajanne no pudo evitar notar que tenia los ojos rostros y las ojeras eran dos bolsas negras sobre su blanca piel,estaba demacrada pero dada las noticias con las que había tenido que lidiar últimamente nadie podía culparla por tener aquel aspecto,la noticia sobre nae la había afectado de una manera que el nunca antes había visto llegando al extremo de que incluso había derramado lagrimas entre sus brazos,el había intentado reconfortarla pero ninguna palabra le había parecido adecuada incluso después de tanto tiempo.
La mirada que le dirigió al muchacho podría muy bien agriar la leche pero el se las arreglo para mantener los modales ante aquella gélida bienvenida,todo parecía estar yendo bastante bien teniendo en cuenta lo tensa que era la situación o al menos lo fue hasta que uno de los bebes deicidio reírse revelando su presencia. Actuando casi por reflejo jace tosió de una forma audible tratando de cubrir el sonido de los bebes lo mejor que pudo,miro a la princesa por un breve instante esperando apenas un leve asentimiento para borrar la información comprometedora de la mente de aquel sujeto.

Miró atenta al chico, de esa forma fija y algo intimidante que tanto la caracterizaba y asustaba a los que la rodeaban por el hecho de no poder soportar esa mirada fija por más de cinco segundos sobre ellos. Pero el chico había empleado otro método, y en vez de tratar de probarse a sí mismo para ver si resistía su mirada cortante, optó por simplemente centrar su vista en otro punto mientras explicaba la situación.

Entrecerró los ojos con suspicacia al finalizar la explicación. Algo había escuchado acerca de los casos de sus hermanos, pero simplemente lo había relacionado con algún tramposo que quería pasarse de listo e ir eliminando competencia antes del Ragnarok, posiblemente Vincent... pero si su madre había decidido enviarle a un Guardia Real, quería decir que entonces ninguno de sus hermanos estaba detrás de todo aquello. Era un asunto meramente externo que estaba atacando a los Fénix, y al parecer, era peligroso. O de lo contrario la Reina no se habría molestado ni en mover un dedo por ellos.

Abrió la boca con intenciones de contestar e indagar más en el asunto, pero no pudo decir nada, puesto que uno de los bebés rió con algo. Y por más que Jace tapó rápidamente el sonido al toser, era evidente que aquel sonido pertenecía a algún infante oculto en alguna parte. Hizo uso de su autocontrol para no alterarse y fingir que nada había pasado. Con una mirada, alcanzó a advertirle rápidamente a su Caballero para que tomara cartas en el asunto y aprovechara que el otro estaba distraído para borrar eso último de su memoria.

Se distrajo por unos momentos al detectar la ubicación de sus hermanos. Pese a que estaban invisibilizados por una capa de magia, el sonido era todo lo que necesitó para saber su escondite. Quizá fue mala idea prestarles tan siquiera un poco de atención, pues para cuando se dio cuenta, su madre ya le había dado alguna orden visual al Caballero. Tuvo que voltear rápidamente para poder esquivarlo de un salto antes de que se le lanzara encima.

-¡Momento momento!- Se apresuró a decir, haciendo énfasis con sus manos, con un ademán para que guardaran la calma. -Estoy al tanto de la situación, no es necesario ningún movimiento precipitado- Quiso aclarar, para luego ir relajando un poco su postura y mirar a la princesa. -No diré nada, para eso me enviaron a mí aquí- Agregó, con toda la firmeza que pudo para enfrentar su mirada.

Vaya que iba a ser complicado... estaba demasiado acostumbrado a bajar un poco la guardia con ellos porque eran sus padres, y sabía que estando con ellos no pasaría nada. Pero eso era en su época, aquí él no era más que un extraño, un intruso, y sus propios padres lo veían como a un enemigo... Tenía que dejar de verlos como a sus padres para también evitar por su parte meter la pata en algún momento.

Su intento de cubrir el sonido por mucho que quisiera negarlo había sido inefectivo,no podía creer que había sido tan descuidado como para no tomar en cuenta que los bebes podían emitir algún sonido mientras estuvieran allí. La princesa logro mantener la calma el tiempo suficiente como para hacerle un mínimo gesto,no hacia falta mas el sabia perfectamente lo que debía hacer.

Cuando aun estaba aprendiendo a controlar la magia su madre solía decirle que la mente era como la tierra fértil y que cada recuerdo era como un árbol que se enraizaba en ella,los recuerdos mas queridos y antiguos solían afianzarse como gruesos arboles en lo profundo por lo que era extremadamente difícil extraerlos por completo, incluso si se trataba de un mago hábil la persona que había sido modificada podía notar que algo faltaba en su interior aun cuando nunca podía definir del todo que era,los mas insistentes o peligrosos llegaba incluso a fabricar sus propios recuerdos en un intento por llenar el vació que muchas veces los llevaba por un camino sin retorno a la demencia. Felizmente aquel no era el caso pues el recuerdo no solo era muy especifico sino también fresco y reciente,seria rápido y el muchacho ni siquiera lo notaria,pero tan pronto como extendió su mano el muchacho se movió de un salto fuera de su alcance. No sabia si se trataba de alguna clase de sexto sentido pero el chico se apresuro a hablar sabiendo que no tendría una segunda oportunidad,jace bajo su mano y simplemente miro a la princesa antes de volver sus ojos hacia el muchacho.

Su mirada aguda y afilada seguía firmemente clavada en el Guardia Real, aún sin confiar en sus palabras. De cierta forma, no le sorprendía que su madre le haya contado al chico la situación, o de otro modo no podría realizar bien su trabajo. Pero lo que de todos modos la inquietaba era a quiénes y cuantos le había contado aquello.

-Por tu propio bien, espero que así sea, Last Order...- Contestó con ese mismo tono serio, sin molestarse en ocultar un cierto rastro de veneno en esa advertencia.

Luego suspiró y con otra mirada le hizo entender a Jace que de momento no hiciera nada, no había razón para mantenerse en guardia de una forma tan evidente, y aquello sólo tensaría más la atmósfera. No quería un ambiente de ese tipo si allí estaban sus pequeños. Con sus codos sobre la mesa y las manos entrelazadas, apoyó su mentón sobre estas para volver a centrarse en el muchacho.

-¿Podrías explicarme con más detalle la situación?- Pidió ahora. -¿Qué es exactamente lo que viene tras los Fénix?- Quiso saber. Después de todo, no se le ocurría otra criatura más peligrosa que ellos, a menos de que se trataran de seres que no eran de ese mundo, sino habitantes del mundo de las tinieblas, seres infernales, Demonios propiamente dicho.

Al ser su primer esposo un Demonio puro, hijo de Satanás, ella sabía muy bien el tremendo poder que poseían esos seres. Si bien en aquél tiempo la diferencia era notoria, y el Demonio era mucho más fuerte que ella, se debía sólo a la diferencia de edad tan abismal que había entre los dos, puesto que el poder de su madre, la Reina Fénix, y Satanás, el Rey de los Demonios, era arrasador y muy parejo.

De seguro, si su hijo hubiese vivido lo suficiente, quizá habría podido sobrepasar a ambos padres con esa cantidad de poder... Y si se trataba de Demonios, entonces quizá incluso tendría que tomarse medidas drásticas nunca antes empleadas en la práctica, como unificar a todos los hermanos para hacerle frente a los seres infernales ante una posible invasión.

Por las dudas, se quedó en ese lugar, guardando una distancia prudente de su padre para que no volviese a intentar una cosa como esa. Si le borraba la memoria estaba acabado, y su misión allí habría sido totalmente en vano. Tenía que hacer las cosas bien, por un futuro próspero...

Aunque sintió que su propia madre lo colocaba contra la espada y la pared al hacerle esa pregunta. Tal y como era de esperarse de ella, no confiaría en nadie a ciegas, ni siquiera si era un enviado de su madre para protegerla. Ahora... tenía que sacar a relucir sus dotes de actor e inventarse algo convincente para satisfacer sus sospechas...

-La situación aún no está lo suficientemente clara todavía- Comenzó diciendo. -La Reina aún intenta descubrir qué es lo que nos está atacando, y por el momento sólo contamos con unas cuantas especulaciones... Tengo órdenes directas de ella de no decir una palabra acerca de las hipótesis hasta que se logre dar con una respuesta clara. Mis más sinceras disculpas, princesa- Finalizó, realizando una leve inclinación para mantener su respeto.

Tenía que comportarse así para ir ganándose de a poco su confianza, o de otro modo no podría moverse libremente por el castillo para buscar a los infiltrados.

El chico mantuvo la distancia sin quitarle los ojos de encima,fuera lo que fuera que habia dentro de su mente era obvio que no queria a nadie husmeando dentro.Las palabras de la princesa resumieron todo lo que el podia decir dejandolo una vez mas en silencio mientras observaba las reacciones del guardia imperial, no era ningun secreto que los demonios deseaban conquistar el reino mortal pero un ataque de aquella naturaleza parecia fuera de lugar teniendo en cuenta los pactos que se habian sellado cuando los fenix ascendieron al trono como reyes de los 7 reinos.

Un demonio de gran poder se habia presentado ante la reina anunciandose como rey de los demonios llegando incluso a sellar una alianza con ella mediante el matrimonio entre su hijo y mirajanne, en aquella época jace no era mas que un joven aun en entrenamiento por lo que tenia un conocimiento mas bien escaso de aquella parte de la vida de la princesa,la única cosa que sabia por propia experiencia era que aquel demonio había mentido y era probable que los ataques que estaban ocurriendo no fueran mas que el preludio que determinara por desenmascararlo. Mas allá del reino de las sombras existía un lugar mucho mas terrible y amorfo donde vivía la verdadera amenaza de la creación,en los reinos del caos eran 4 los dioses oscuros que detentaban el poder absoluto y aquello parecía llevar la horrible firma de uno de ellos-si estáis esperando encontrar plumas os podéis ir olvidando,los agentes de tzeentch jamas dejan pistas tan obvias-dijo el por toda respuesta al ver que el chico balbuceaba tratando de ocultar el echo de que la reina no sabia quien era el responsable de aquellos ataques,de todos los dioses del caos tzeentch el gran conspirador parecía ser el que mas podría beneficiarse de que la reina descubriera que existían poderes mas oscuros y terribles que aquellos con los que ella se había aliado.

La princesa escuchó atenta la explicación del Guardia Real, y mientras que sacaba sus propias especulaciones acerca de la poca y casi nula información que le brindó el otro, entrecerró con suspicacia los ojos ante la intervención de Jace. Aquél sujeto era una posibilidad, pero algo le decía que se trataba de otra cosa...

Pretendía continuar interrogándolo para inspeccionarlo por sí misma y determinar qué hacer con él, pero el llanto de auxilio del pequeño Nue ante los maltratos que le daba su hermana queriendo jugar con él no se hicieron esperar. Mirajanne volteó para ver qué le estaba haciendo esta vez, encontrándose con Nae mordisqueando la cabeza del pequeño mientras que este pataleaba en un intento por buscar ayuda o que alguien le quitase a la pequeña fiera de encima.

Un suspiro algo cansino escapó de sus labios antes de ponerse de pie.

-De cualquier forma- Volvió a hablar, sin perder esa máscara de dureza que había empleado con él para mantener las distancias. -Luego continuaremos con esta plática. De momento Jace te escoltará por el castillo para que puedas familiarizarte con él- Y con una breve mirada, le indicó al otro de forma silenciosa un mensaje que de seguro le llegó claro: "vigílalo y mantenlo lejos de aquí".

Tras despacharlo para que se retirara de la estancia, se agachó tras el escritorio para tomar con cuidado a Nae y separarla del otro llorón para luego mimarlo un poco.

¿Plumas? ¿Tzeentch? ¿De qué rayos hablaba?... bueno, al parecer su improvisada mentira ya había desatado toda una lluvia de especulaciones. Tenía que ser más cuidadoso a la hora de inventarse excusas, puesto que no sabía con qué podían salirle los otros dos. Ambos eran bastante peligrosos en ese aspecto, aunque de poder elegir, quizá preferiría lidiar con su padre. Mirajanne definitivamente tenía una mirada gélida que te helaba hasta la médula.

-No recuerdo haber señalado a nadie como el culpable todavía- Le recordó, encarándolo con una expresión firme pero moderada.

Al parecer, podría desencadenarse alguna discusión si aquello seguía, pero su "valiente y cool" (como se autoproclamaba) hermano mayor, ahora menor en este tiempo, comenzó a llorar cuando seguramente Nae comenzó a fastidiarlo. No pudo evitar volver a centrar su atención al frente, donde debían encontrarse, a pesar de que no lograba verlos. Le hacía gracia en cierta forma el ver como ya desde tan temprana edad Nae se las arreglaba para fastidiar a Nue, al parecer ya era una costumbre que tenía desde bebé. Otro punto para molestar a su hermano tan pronto regresara.

Pero como era de esperarse, el momento ameno acabó pronto cuando su madre con la misma desconfianza propia de ella lo despachó con esa excusa para mantenerlo alejado de los pequeños. Suspiró levemente, de forma casi imperceptible ante aquello. Le esperaba un trabajo difícil...

El chico puso una expresión de extrañeza cuando jace menciono al señor del cambio y la transmutación, le resultaba extraño pues el muchacho obviamente tenia rasgos elfico aunque tal vez se había criado toda su vida en la ciudad lejos de su gente.Las palabras de la princesa eran tajantes y el insistente quejido de nue le dejaba muy en claro que quería a aquel intruso lejos antes de poder dedicarle tiempo a sus hijos lejos de los ojos indiscretos-sígueme-dijo mientras le hacia un gesto para salir de la habitación y dejar a mirajanne a solas con sus pequeños. Bajaron por las escaleras de caracol hasta que finalmente llegaron al vestíbulo que se encontraba en la entrada del castillo,continuaron por una puerta lateral hasta llegar a la parte que se encontraba dentro de las cavernas bajo la montaña-aquí están las habitaciones de la servidumbre, así como también la cocina y los barrancones de los guardias-dijo mientras pasaban por el armario donde el había aparecido,regresaron a la parte de arriba hasta llegar a una escalera que se bifurcaba en dos lugares-en el ala este se encuentran las habitaciones de los invitados, y si valoras tu integridad no te acercaras al ala oeste a menos que tu presencia sea requerida allí-dijo antes de conducirlo hasta las habitaciones de invitado donde fue acomodado-si acaso deseas rezar tenemos un septo donde puedes hacerlo,o un bosque de dioses si conoces a los dioses de tu pueblo-dijo antes de dirigirse a la puerta para dejar que el novato se aclimatara.

No le quedó de otra más que obedecer al Caballero. Hizo una última reverencia hacia su madre antes de salir, tal y como lo indicaban las etiquetas hacia la realeza, y se dedicó a seguir al azabache por un recorrido que ya conocía. No obstante, tenía que mostrarse como si fuera realmente nuevo y no conociera nada.

A decir verdad, eran pocas las cosas que habían cambiado de ese tiempo al suyo, y la novedad fue descubrir uno que otro pasaje que no se sabía. Pero el ver el castillo desde esa época se le hacía nostálgico. No era lo mismo sin las peleas de sus hermanos, sin Nae haciendo temblar la estructura cada vez que la hacían enfadar, o Nue corriendo de un lado a otro y pegando alaridos para que alguien fuera en su ayuda antes de que la menor lo moliera a golpes.

La amenaza de su padre con respecto al dormitorio de Mirajanne no pasó desapercibida, y de haberse tratado de otra persona quizá le hubiese aterrado más. Se limitó a asentir con la cabeza y luego lo siguió a la que sería su habitación. Nunca pensó tener que ocupar las habitaciones de los invitados, pero bueno, era otra época y allí él no era ningún príncipe.

Iba a agradecerle el tour, pero antes de poder abrir la boca escuchó como su padre ya había acertado con respecto a su linaje. No esperó que fuese tan observador desde ya, lo cual implicaba un problema... ahora tenía que ser mucho más cauteloso, un paso en falso y las cosas acabarían mal. Aunque contaba con el factor sorpresa, aún si descubría qué era él, jamás pensaría que estaban relacionados por la sangre. Después de todo, la idea de que su hijo viniera del futuro y se presentara ante él como otra persona era demasiado descabellada como para siquiera considerarla.

-Muy observador- Comentó, dándole a entender que captaba el mensaje. -Pero no estoy del todo familiarizado con los rituales élficos, aunque te agradezco el detalle- Y en parte era cierto. No conocía mucho sobre la cultura élfica más allá de los relatos que él mismo le contaba. Hasta el momento, nunca había ido a ninguna aldea de elfos porque a como estaban las cosas actualmente en su tiempo, iba a ser bastante peligroso.

Ahora tenía que centrarse en encontrar a los traidores para evitar el desastre que sería el futuro, y tenía que comenzar por analizar las listas de los registros de sirvientes y guardias, lo cual era una tarea ardua y agotadora, además de que para ello tenía que ir al despacho de su madre, y ninguno lo dejaría siquiera acercarse a esos registros. Tenía que hallar la forma de sacar a su madre de ahí para que nadie lo viera.

-A todo esto... por motivos de seguridad, ¿no sería más adecuado que la princesa se mantuviese en su habitación?- Sugirió casualmente. -Esa oficina tiene un gran ventanal, podrían fácilmente atacarla desde ese ángulo. Su cuarto al menos no deja que se filtre tanta visibilidad hacia afuera- Agregó ahora mientras que examinaba la alcoba, dándose cuenta tarde del error. Por un momento se quedó en blanco, y rápidamente se giró para volver a verlo, queriendo enmendar aquella metida de pata. -Eso es lo que he podido averiguar- Se respaldó con eso.

¡Era tan difícil manejarse con lo que ya sabía y lo que se suponía que no sabía! Odiaba eso...

Justo cuando creyó que las cosas no podían empeorar, un pequeño cosquilleo comenzó a llamar su atención, allí, en uno de los bolsillos de su traje, casi en la punta de la gabardina, de la cual salió de repente un destello pequeño que quedó suspendido en el aire. El pequeño destello comenzó a aminorar para tomar forma de pixie, una pequeña de largo cabello negro, piel clara y alas y vestido blancos. La pequeña pixie se estiró en el aire y bostezó un poco, como quien se levanta de una siesta, y de inmediato comenzó a volar al rededor de ellos, dando vueltas algo aperezada por el sueño.

Decir que Julius se quedó de piedra era quedarse corto, no podía asimilarlo, ¡ella no podía estar ahí!

-Papá, me está dando hambre...- Comentó la pequeña en lo que terminaba de tallarse los ojos y luego se disponía a mirar a sus alrededores, deteniéndose en el aire y haciendo que aminoraran los destellos luminosos que desprendían sus alas que eran batidas rápidamente. Miró algo curiosa el lugar y luego volvió a ver al aludido. -¿Dónde estamos? se parece a la estructura del castillo pero no lo reconozco...- Se giró para seguir mirando, encontrándose con el rostro del otro integrante, a quien analizó un poco con la misma curiosidad. -¡Oh! ¿no es este el abue...-

-¡Yui!- Exclamó alarmado, sin perder tiempo en atraparla de nuevo con una de sus manos, con cuidado de no dañar sus alas, justo a tiempo para callarla. Su cerebro simplemente no podía pensar bajo tanta presión, ¡eso no era parte del plan! Y mucho menos que se mostrara frente al otro. Estaba jodido, pero bien jodido. Volvió a mirar rápidamente a su padre. -E-eso sería todo por el momento, hablaremos luego- Y con gran apuro consiguió sacarlo del cuarto para cerrar de inmediato la puerta y soltar a la pixie, quien se elevó en el aire nuevamente.

-Papá, ¿qué fue eso?- Le reclamó confundida la pequeña hada.

Él aún no se recuperaba, y aquello se evidenciaba en sus facciones anonadadas.

-¿Qué haces aquí, Yui?- Fue lo primero que le preguntó, volviendo a ponerse de pie para de inmediato llevarse las manos a la cabeza y jalarse el cabello, cosa que hacía cuando llegaba a su máximo nivel de estrés. -Oh, esto es malo, muy malo...- Habló para sí mientras caminaba de un lado a otro.

¿Y ahora qué hacía? No tenía magia suficiente para enviarla de regreso ni tampoco sabía cómo hacerlo. Ni él mismo sabía si iba a regresar. ¡¿Por qué las cosas se complicaron tanto?!

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Yui:

Las palabras que el muchacho dejo salir dejaban muy en claro que era un elfo criado en la ciudad,aquello no hablaba demasiado bien de el teniendo en cuenta que en las grandes ciudades tendían a segregar a los de su clase obligandolos a vivir en barrios marginales conocidos como 'elferias'. Aunque la mayoría solían tener un árbol corazón presidiendo el lugar pocos de sus habitantes recordaban ya la función que cumplían los arcicarios dentro de su cultura, algunos incluso ni siquiera tenían ya rostros tallados siendo solo arboles que miraban sin ver a su pueblo que se hacinaba en aquellos lugares buscando una vida mejor.

La observacion sobre la oficina de la princesa no paso desapercibida para jace,sin duda el novato tenia al menos buena vista para los detalles, al parecer la reina no lo habia elegido solo para completar un espacio-la princesa esta protegida en todo momento,ella prefiere mantener su trabajo separado de sus obligaciones-dijo el como toda respuesta mientras se acomodaba casualmente la capa esperando que la respuesta fuera suficiente para calmar las dudas del chico que posiblemente no tenia ningun deseo de volver a enfrentarse con el humor de mirajanne en ningun momento proximo. Estaba a punto de salir para regresar junto a la princesa cuando vio como un pequeño objeto se agitaba en la chaqueta del muchacho, de alli salio una pequeña bola de luz que se transformo en una pequeña personita, jace no era ningun experto en criaturas magicas pero incluso el era capaz de reconocer a un espiritu del bosque.

El guardia en cambio parecia estar mucho mas sorprendido de lo que deberia teniendo en cuenta que aquella criatura habia salido de su propio bolsillo,antes de que pudiera detenerlo la pequeña dijo un par de cosas muy interesantes aunque fue cortada a mitad de su perorata por el guardia quien luego practicamente empujo a jace fuera de su habitacion, dejo una ilusion de si mismo cuidando la puerta y regreso donde la princesa para asegurarse que nadie la importunara-el chico tiene habilidad pero no creo que sea quien dice-dijo mientras se materializaba en la oficina de mirajanne volviendo sus ojos hacia el gran ventanal,sin duda parecia un buen lugar para arrojar una flecha.

Una vez los otros dos se retiraron de su oficina, ella se dedicó a calmar el llanto de su pequeño llorón. Estaba realmente exhausta, y no podía ya mantenerse despierta por más tiempo como para ahora lidiar con más problemas como ese supuesto Guardia Real que mucha confianza no le inspiraba.

Cuando los pequeños se calmaron volvió a dejarlos en su respectiva "cama" provisional, y ella a dejarse caer pesadamente sobre la silla giratoria de su escritorio. Se reclinó contra el respaldo, reparando en que era lo bastante cómoda y mullida como para echarse una siesta unos minutos...

Pero la aparición repentina de Jace la hizo sobresaltarse un poco, terminando por despertarla. Se acomodó mejor frente al escritorio y centró su vista en él, aún somnolienta.

-¿Revisaste que llevara la insignia de la Guardia Real?- Preguntó, batallando para no cabecear. -De todas formas... hay que mantenerlo vigilado. El chico trama algo, puedo olerlo- Afirmó, recordando la actitud levemente nerviosa del muchacho cuando la visitó en su oficina.

El hecho de tener a Yui ahí sólo significaba más problemas. ¿En qué momento se había colado en su bolsillo para hacer el salto en el tiempo con él? ¡Si Asuna se enteraba directamente le cortaba la cabeza!

-Es porque cuando te despediste mamá se veía triste, así que decidí venir también para asegurarme de que regresaras con nosotras- Contestó con una tenue sonrisa la pixie, llamando así la atención del otro.

Por un momento se detuvo para mirarla. Si era cierto que su despedida algo apurada había sido bastante emotiva, puesto que ya le había advertido a Asuna que posiblemente no regresaría y que seguramente acabaría por no nacer, por lo que directamente ellos nunca se conocerían. Pero ahora que Yui también estaba ahí, tenía que regresar pasara lo que pasara. Pese a ser una niña, sabía ya chantajear a la gente.

Suspiró de forma pesada y se llevó una mano a la cabeza.

-De acuerdo...- Soltó, quizá para él mismo. Elevó la vista para ver a la pequeña y darle las indicaciones. -Mira, estamos en el pasado en estos momentos, cuando yo aún no he nacido- Comenzó a explicarle. -Es muy importante para mí mantener todo esto en secreto, ¿bien? No puedes saludar a mis padres de esa manera ni tampoco a mis hermanos, aquí nosotros somos dos extraños.

Yui escuchaba sus palabras y asentía atenta a lo que le decía, aunque tampoco le agradaba la idea de pasar a ser una desconocida completa.

-En estos momentos necesito ir a investigar los alrededores para asegurarnos un buen futuro, así que necesito que te quedes aquí hasta que regrese, ¿sí?- Trató de hacerle entender, hablándole de aquella manera suave para que no se pusiera a protestar. -Yui- Insistió, sonriéndole un poco para que aceptara sus indicaciones.

Finalmente, la pequeña hada simplemente asintió sin muchas ganas, y con las mejillas levemente infladas a modo de protesta, descendió un poco para ponerse a su altura.

-Está bien, me portaré bien... pero no me dejes mucho tiempo sola- Pidió ahora, recibiendo una caricia en la cabeza con uno de los dedos del muchacho.

-Regresaré pronto, sólo espérame aquí, y si viene alguien escóndete.- Finalizó con eso, antes de abrir levemente la puerta para ver si había alguien allí.

Observó atento la figura de su padre, pero supo de inmediato que se trataba de una ilusión cuando la imagen no se inmutó ante su movimiento. Sabiendo que estaba en zona segura, cerró la puerta tras de sí, y con gran sigilo se internó por uno de los corredores del pasillo. Primero iba a analizar desde las sombras a cada miembro del castillo que se encontrase para detectar alguna posible actitud sospechosa.

Cuando aparecio en la habitacion mirajanne se habia quedado dormida en el sillon pero su repentina aparición la había despertado evidentemente alertada por un sexto sentido,era evidente que la falta de sueño le estaba causando estragos pero sus palabras no estaban muy lejos de la verdad-lo seguiré igual que a una sombra-dijo el como toda respuesta mientras veía a la princesa cabecear evidentemente incapaz de permanecer despierta por mucho tiempo mas-deberías intentar dormir,ni siquiera tu podrás continuar así mucho tiempo-dijo suavizando su expresión mientras extendía su mano para acariciar su rostro-descansa,yo me ocupare de todo-dijo a modo de despedida antes de plantarle un beso en los labios antes de retirarse para dejar que durmiera aunque mas no fuera por unos minutos.

Regreso a la habitación del muchacho para encontrarla totalmente vacía, al parecer sus ilusiones se habían deteriorado con la falta de sueño pues no concebía que hubiera podido notarlo de otra manera. Sin perder tiempo empezó a caminar por el castillo buscando la energía del guardia antes de que tuviera tiempo de husmear demasiado.

El pasar tanto tiempo sin dormir y el exceso de trabajo revisando informes y cuidando a los bebés la habían dejado completamente agotada, y por más que por unos instantes despertó de golpe ante la aparición de Jace, el sueño volvió a abrumarla tan pronto como se disipó, haciendo que ya casi ni pudiera ser capaz de escuchar atentamente lo que el otro le decía. Ya estaba sumida en un sopor tal que ni ella podría decir ciertamente si estaba despierta o dormida.

Lo último que sintió antes de que se le apagaran las luces por completo fue una leve presión sobre sus labios, la cual se retiró pronto, llevándose consigo un tenue calor que ayudó a dormirla completamente.

Pero su sueño seguramente sólo duraría lo que sus pequeños decidieran que durara, puesto que en cuanto alguno de los dos comenzara a llorar o hacer algún ruido, ella despertaría y tendría que regresar al trabajo. Otro día entero sin dormir.

Tenía que ser cuidadoso, en especial al saber con quién estaba tratando. La más mínima pista que dejara lo delataría y su padre no tardaría en encontrarlo, y estaba seguro de que no dudaría en atacarlo si lo atrapaba con las manos en la masa.

Con gran agilidad, se escabulló por uno de los pasillos más estrechos y oscuros, para luego tratar de ayudarse con la poca magia que tenía y poder trepar por la pared como si sus manos y pies fuesen imanes, hasta llegar hasta el techo. No podía cubrirse con una capa de invisibilidad, puesto que su magia no llegaba a tanto a menos de que se ayudara con alguna piedra mágica o algo, pero al menos si iba por los altos techos nadie lo notaría.

Continuó gateando por el techo, esquivando candelabros y pasando por entre los detalles y arcos que sostenían los enormes y abovedados techos del castillo, así de paso tenía una vista panorámica de quienes pasaban por debajo y aprovechaba el hecho de la oscuridad de allá arriba para camuflarse con su traje negro.

La princesa ya estaba profundamente dormida para cuando jace se había ido pero dada la actividad que tenia que desarrollar en el castillo no podía decir que le sorprendiera que no estuviera de humor para ninguna otra cosa,en un momento la princesa le había dicho que deseaba tener un hijo junto a el pero luego de ver todos los problemas que un infante podía causar no podía decir que estuviera exactamente expectante por criar un hijo propio. Mientras su mente se entretenía con aquellos pensamientos sus sentidos estaban avocados a la tarea de encontrar al guardia de la reina,de momento su búsqueda había resultado infructuosa pero era de esperarse teniendo en cuenta que había empezado a buscarlo en la parte mas baja del castillo,el laberinto que se extendía por debajo de los calabozos era un perfecto lugar para esconderse pero carecía de sentido teniendo en cuenta que el guardia era al menos en apariencia un invitado en el castillo y no un ladrón que quisiera esconderse.

El enorme salón,el comedor y el vestíbulo así como también el ala este no dieron mayores resultados así como tampoco el septo aun cuando no dejo estatua sin revisar para consternación del pobre sacerdote, estaba por empezar a buscar en las torres cuando de repente escucho el sonido de algo golpeando el techo,los gatos jamas llegaban hasta el nido de águilas y los murciélagos que infestaban los rincones oscuros de los capiteles y contrafuertes jamas hacían ruido mientras fuera de día, dirigió su vista hacia arriba y vio un par de puntos brillantes que intentaban esconderse en la oscuridad como si estuvieran asechando a una presa-si buscáis enemigos temo que os habéis equivocado de sitio-dijo como si no le sorprendiera ver al muchacho allí-usualmente son ellos quienes se esconden y nosotros los buscamos-continuo como si acaso le estuviera explicando alguna especie de juego,trataba de sonar amistoso pero la extraña conducta del muchacho no hacia sino aumentar las sospechas en torno a el.

En medio de su travesía desde las alturas había conseguido ya tener un muy buen plano aéreo, en el cual consiguió ya analizar a al menos treinta personas con las que se había topado en su andanza por los techos, siempre tan sigiloso como un ninja para evitar que lo notaran. Pero para desgracia suya aún no conseguía dar con los sospechosos que buscaba. Tenía que concentrarse más y brindarle una mayor atención al más mínimo aspecto, lo cual implicaba mucho más tiempo, pero a su vez mejores resultados.

Justo acababa de vislumbrar a su padre cuando decidió dar la vuelta y escabullirse por otro camino para que no se percatara de él. Pero fue demasiado tarde, cualquier cosa que entraba en un rango al menos de tres metros cerca suyo, él lo notaba.

Simplemente se dedicó a suspirar con pesadez cuando terminó de escuchar sus "amigables" aclaraciones, para luego dejarse caer y aterrizar perfectamente en el suelo, justo en frente. Sus facciones nuevamente mostraban un rostro serio y levemente inexpresivo para completar la máscara que debía de usar al encararlo.

-Sólo me aseguro de que todo esté en orden... ya sabe, pueden haber ratas escondidas incluso en el más pulcro de los palacios- Agregó aquello último con un claro mensaje entre líneas. Si iba a revisar el castillo estaba claro de que no iba a poder llevar a cabo semejante tarea solo, ¿y quién mejor que su padre para conocer a todos (o casi todos) los sirvientes del lugar?... Por supuesto, no dijo tan explícitamente que habían traidores escondidos por allí, o de lo contrario el sospechoso sería él, pero al menos con eso le iba a llamar la atención para que vigilase más de cerca a los demás. -Es parte de mi trabajo el velar por la seguridad de la princesa y los infantes después de todo- Concluyó, usando como excusa su misión como Guardia Real.