El largo camino de regreso a casa(privado mirajanne)

Ella por el contrario no prestó demasiada atención al camino ni a los posibles peligros de este, puesto que sabía que la gente que habitaba en su territorio no era agresiva ni tampoco tenían motivos para hacerle algo a ella.

De ese modo, se limitó a observar al castillo acercándose cada vez más a medida que acortaban distancia con los caballos, llegando de una vez por todas a la entrada de enormes rejas que de inmediato fue abierta para que pasaran.

Medio sonrió de forma sarcástica cuando Jace comentó aquello, haciendo que su caballo fuera deteniendo sus pasos para bajarse de este y encargarle a uno de sus sirvientes que fuera a guardarlo al establo.

-Te aseguro que ningún otro nido de águilas es tan seguro y acogedor como este- Contestó en respuesta, decidiéndose a entrar en el castillo.

Al final, tanta relajación en las aguas termales para nada, había vuelto casi igual de estresada que cuando partió, agotada por haber usado tanto fuego y ahora necesitaría otro baño para quitarse de encima la sangre, tierra y otras suciedades que se le impregnaron en el camino.

Cuando el rastrillo se cerro tras de ellos jace sintió como si le hubieran quitado un peso de encima,lo que había empezado como un viaje de descanso y relajación había terminado convirtiéndose en una aventura que por poco les había costado la vida.Ahora lucían un aspecto incluso peor que cuando habían partido hacia las aguas termales,estaban sucios de polvo y hojas ademas de transpirados y exhaustos tanto física como mentalmente.El ni siquiera tenia ya ropa y la capa negra que lo cubría estaba empezando a tornarse difícil de mantener luego de usar su magia todo el día para mantenerla.
Las palabras de la princesa sin embargo le produjeron cierto consuelo mezclado con alivio,era raro escucharla hablar de esa manera y casi parecía haber aprecio en su voz cuando hablaba del castillo-si,estoy seguro de que no lo construisteis solo por la vista-dijo mientras bajaba del caballo y lo dejaba en manos de los mozos de cuadra,estaba seguro de que la princesa quería ver a su hijo ademas de recuperarse del agotador viaje.El por su parte partió hacia sus habitaciones sintiendo como su cabeza parecia latir, una vez dentro finalmente deshizo el hechizo y poniendose de vuelta ropas echas de tela.

Tras ingresar en el interior de su morada, lo primero que hizo fue ir a saludar a su hijo, comprobando su buen estado de salud y que se encontrara en perfecto estado. Afortunadamente nada malo había sucedido durante su ausencia, una preocupación menos.

Se dirigió luego hacia la parte baja del castillo, el subsuelo, donde yacía allí la fuente y el manantial de los pesares, como era llamado. Todo un estanque rocoso, cuya coloración de la piedra se había desteñido por la fuerza corrosiva del agua.

El agua que allí residía era especial, tenía la peculiaridad de estar conectada con el río Estigia, el cual se encarga de conducir las almas de los muertos hacia el más allá. Una ramificación de ese río pasaba por la cumbre de esa montaña, y tan pronto la detectó mandó a construir allí el castillo.

Se quitó la ropa con la misma delicadeza y sin prisas, encontrándose sola en ese lugar, para luego caminar con la misma tranquilidad y parsimonia hacia el estanque, sumergiéndose en el agua negra que era capaz de derretir a los seres inferiores que allí ingresaran. No obstante, debido a que ella provenía de la oscuridad, en lugar de debilitarse o perjudicarse más bien recobraba fuerzas en esas aguas.

Respiró profundo y cerró los ojos con tranquilidad, permitiéndose sonreír apenas un poco, satisfecha. Nada como un baño en las aguas de la muerte para relajarse.

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Cuando jace finalmente salio de su habitación volvía a tener un aspecto presentable, debería haber regresado donde estaba su ama pero no quería interrumpir los pocos momentos de privacidad que podía tener con su hijo.Sabia que si el estaba presente la princesa no se permitiría a ella misma mostrar sus verdaderas emociones ante nadie que no fueran sus propios hijos.
Camino sin rumbo fijo como una sombra por el enorme castillo hasta que finalmente llego al bosque de los dioses,aquel pequeño complejo construido en un risco en la parte oriental del castillo había sido uno de los gestos por los que mas estaba agradecido con la princesa,aquel era su propio santuario donde podía rezar a los antiguos dioses y meditar en el bosque en busca de sabiduría.Para aquellos que adoraban la religión traída desde la tierra de valyria por los targaryen también existía dentro del castillo una capilla dedicada a los 7 dioses que se encontraba en el extremo opuesto del castillo.
Tan pronto como se sentó en uno de los bancos de piedra jace pudo sentir la mirada del arcicario posada sobre el,aquellos antiguos arboles de corteza blanca y hojas rojas tenían rostros humanos tallados en su superficie,obras de arte que eran el ultimo testimonio viviente de lo que una vez había sido la cultura de los hijos del bosque.Las hojas del viejo árbol caían sobre el pequeño lago provocando ondas que se desvanecían tan rápidamente como aparecían,el solo mirar en su interior lo hacia pensar que ahora no solo estaban en una de las fortalezas mejor resguardadas del reino sino que la princesa posiblemente también estaba en el único lugar que era únicamente suyo en aquella mole de piedra.

La quietud permanente de aquél lugar era simplemente mística, la relajaba de una forma tan potente que ni siquiera en las aguas termales, con todos los aceites aromáticos, ambientación natural e incluso con masajista personal, había podido relajarse y destensarse tanto como en esos momentos.

Respiró profundo, sintiéndose en un mundo perfecto al estar rodeada del veneno de las aguas negras del río Estigia, cuyo frío no parecía afectarle ni tampoco la corrosividad de esta. Era simplemente perfecto, un lugar al cual pocos podían acceder debido a que el simple hecho de respirar ese aire podía poner en peligro las vidas de todos aquellos seres inferiores. Ni se diga si entraban en contacto con la oscura sustancia.

Por consiguiente, difícilmente alguien además de ella podría poner un pie en ese lugar, lo que le aseguraba absoluta calma y toda la libertad del mundo para relajarse cuanto quisiera.

Nada como ese agradable baño en su fortaleza, sentía incluso la piel más suave mientras recobraba energías allí.

La paz que se respiraba en el bosque de los dioses no era comparable a ninguna otra que pudiera existir,incluso los pájaros parecían cantar en tonos bajos y armónicos como si de alguna forma entendieran la naturaleza del lugar donde se encontraban.Pero como tantas otras cosas en aquel reino la paz de su pequeño santuario era tan superficial como la fina capa de tierra que existía sobre la dura roca y permitía que aquel árbol floreciera,en varias ocasiones jace había sospechado que las raíces del arcicano se extendían por lo profundo de la montaña hasta llegar al rió estigia que fluía por debajo del castillo.
Aunque nadie lo expresaba con palabras todos los habitantes del castillo eran capaces de sentir la oscura aura que parecía envolverlo aun cuando el sol brillaba alto en el cielo,aquellos que eran mas sensibles juraban escuchar los pasos de aquellos que habían muerto en épocas pasadas aun recorriendo los pasillos,solo la princesa y su hijo conocían junto a el sobre la extraña ubicación del castillo que se hallaba en la zona que separaba la tierra de los vivos y los muertos,en mas de una ocasión se preguntaba si acaso aquel castillo había sido la elección de la princesa pues sabia que ninguno de sus hermanos querría poner un pie en aquel lugar. Sonrió ante la idea y empezó a caminar en dirección al pozo donde suponía que estaba la princesa,estar allí lo mareaba pero no podía abandonar su puesto por mas tiempo.

Para hacer de su baño más relajante, con una de sus colas se sirvió en una de las copas que siempre mantenía en un pequeño estante para situaciones como esas, de la botella de vidrio finamente decorada. El líquido rojo fue vertido en el fino recipiente cristalino, destellando por las decoraciones de la copa algunos brillos rojos de la sangre que contenía.

Se lo acercó a los labios para degustar el exquisito sabor, puesto que cuando la sangre se exponía a la atmósfera que rodeaba al río Estigia cobraba un gusto incluso más interesante.

Probablemente ni siquiera sus hermanos pudieran comprender cómo es que podía no sólo bañarse en las aguas del río Estigia, sino también beber sangre "contaminada" con los vapores. Tontos ilusos, los hermanos que temían el exponerse a esa situación era meramente por su debilidad, y por ello les afectaba. A los otros más fuertes puede que simplemente no les sea de su agrado.

Pero para ella era perfecto, de ese modo podía recobrar más las energías y relajarse más.

Sintió unos pasos aproximarse, y no tuvo que voltearse para saber de quién se trataba.

-Oh, pensé que no te agradaba este lugar, Jace- Comentó tras beber unos pocos tragos de sangre, ya de notorio mejor humor, puesto que su voz la delataba con ese apenas perceptible rastro de diversión a pesar de haber sonado tan calmada y moderada como siempre.

Mientras bajaba lentamente los escalones jace podía sentir como la atmósfera de aquel lugar parecía pegarse a su piel como la tela de una araña,jamas le había agradado aquel lugar y de no ser por la princesa jamas hubiese aceptado vivir en aquel castillo.Una parte de el gustaba de verse a si mismo como el hombre de confianza de la princesa,una voz de la experiencia y la edad a la que ella acudía por consejo pero la realidad rara vez coincidía con aquel pensamiento,si bien el era mayor la diferencia era de apenas 10 años algo que para las razas tan longevas como ellos no era siquiera una diferencia apreciable.
A medida que los vapores del agua inundaban su nariz pudo sentir aquella familiar sensación de mareo que puso fin a cualquier disertación interna que pudiera tener sobre su posición en la mente de la princesa,tal como era de esperarse ella se encontraba totalmente desnuda,sumergida casi en su totalidad en las negras aguas a excepción de una cola color plata que se había extendido para buscar una copa de sangre.Las costumbres de la princesa eran muchas veces desconcertantes para el ya que ella no pertenecía a ninguna raza que tuviera la sangre como su bebida de elección,infundir miedo tampoco era su propósito ya que jamas lo hacia en publico por lo que solo quedaba pensar que era una de sus excentricidades.Ella parecía amar la masacre aun cuando sus gestos jamas la traicionaban,en ese sentido ambos disentían pues jace le gustaba pensar que dentro de sus limites el era un buen hombre,jamas violaba o reducía aldeas y siempre se aseguraba de brindar a sus enemigos una muerte rápida,amaba la emoción de la batalla pero no la sangre que se derramaba sobre aliados y enemigos por igual.
La voz tan calma de la princesa le dio el indicio de que ella evidentemente estaba disfrutando mucho mas estar en aquel lugar que en las aguas termales-tengo el deber de seguiros aun si significa descender al mismo infierno-dijo como toda respuesta-de echo creo que si os movéis medio metro a la izquierda estaréis allí-continuo como una especie de comentario sarcástico,era poco frecuente en el pero aquel lugar siempre lo ponía de un humor extraño pues en el limite entre la vida y la muerte existía 'el velo' que era el origen de toda la fuerza mágica y el lugar donde pululaban los demonios astrales siempre intentando apoderarse del cuerpo de los magos,ellos golpeaba pero la puerta de su mente permanecía cerrada-ademas un perro faldero extraña estar junto a su amo-finalizo antes de tomar un cepillo y peinar la cola de la princesa que había vuelto a desordenarse a causa de la travesía por el bosque.

Tal cual como un experto catador de vino, ella movió levemente la copa alojada en su mano con movimientos suaves circulares, haciendo manar el aroma del delicioso líquido para que su sentido del olfato dictara el perfecto estado en el que se encontraba. Olía deliciosa, y el tiempo que la dejó madurar había sido el preciso. Acercó con parsimonia la copa a sus labios para beber unos pequeños tragos, sin perder la elegancia y finura en sus acciones a pesar de lo grotesco de la situación ante ojos ajenos.

Medio rió algo divertida cuando su caballero hizo ese comentario, denotando cuanto le desagradaba ese lugar. Y si alguien tan fuerte como él buscaba rehuírle a ese sitio, le garantizaba que muy pocos hermanos suyos o soldados que envíen por ella podría resistir mucho tiempo ahí abajo. De hecho, en caso de una invasión, ella podría sumergirse allí donde estaría segura, puesto que muy pocos podían tolerar esas aguas sin derretirse.

-Oh, entonces supongo que elegí bien a mi mascota- Comentó, siguiéndole el juego en un extraño cumplido que normalmente sólo entre ellos se entendían.

Dejó que peinara su cola una vez más, sintiendo como se relajaba nuevamente.

-Cuida que no te toque el agua- Le recordó, sabiendo que posiblemente, aún con los guantes, sus manos corrían peligro de desintegrarse ante un prolongado contacto con la negra sustancia.

Las palabras y gestos tan refinados de la princesa parecían estar fuera de tono con el ambiente de aquel lugar. Los vapores tóxicos eran solo una parte del desagradable ambiente que ofrecía aquella cueva, los siglos en contacto con la malsana sustancia del pozo habían dejado sin duda su marca en la extraña forma de la cueva.
Las piedras tenían grotescos rostros en su superficie creados con una precisión asombrosa aun cuando ningún cincel había tocado nunca aquel lugar, el propio vaho corrosivo las había cincelado como si tuviera conciencia propia. Las estalactitas se curvaban en intrincadas ruedas y los mismos ángulos de las paredes parecían desafiar toda lógica engañando incluso al ojo mas perceptivo. Sin lugar a dudas no era un sitio acogedor pero al mismo tiempo era la ultima línea de defensa si el castillo caía en manos enemigas-si, sin duda escogisteis bien- dijo el como todar respuesta sin alterar el tono de su voz, algunas veces no podía evitar pensar que al igual que un niño con juguetes el ejercito que poseía no era para ella mas que un juego y ellos las piezas que movía para su propio entretenimiento-no os preocupéis, una vida con voz me ha inmunizado contra cualquier acido-continuo como soltando una parte de su frustración en ella y su particular sentido del humor mientras continuaba peinando su cola sin que su pulso temblara siquiera , sabia que no debía pero simplemente no creía poder soportar por mucho mas aquella farsa que la reina insistía en jugar, fingía estar sorda y ciega mientras sus hijos tenían sonrisas en la cara y puñales en la mano.

Su segunda respuesta no hizo más que sacarle unas leves carcajadas que resonaron apenas audibles, completamente sarcásticas y con algo de burla que no podía desechar debido a su propia naturaleza zorruna.

Se dejó hacer, sintiéndose relajada cuando volvieron a peinarle el pelaje de la cola, y se dedicó a mirar las "decoraciones", como ella las llamaba, que marcaba las rocas que conformaban el estanque. Los espíritus de los muertos sin rumbo se quedaban gravados en la piedra, fijando sus rostros y otras partes del cuerpo en esta antes de ser arrastrados al Infierno.

Incluso podía sentir en esas mismas aguas el flujo de la dirección en la que corrían las almas condenadas, y algún que otro lamento torturado se escuchaba débilmente desde las profundidades. Un lugar que sin duda conseguiría ponerle los pelos de punta al más valiente y haría temblar a cualquier enemigo, pero para ella aquél sitio representaba lo contrario, además de una fortaleza le brindaba un agradable acompañamiento, puesto que esos lamentos eran música para sus oídos.

Del mismo modo relajado respiró profundo, preguntándose si no había nadie en el mundo que compartiera su retorcido y macabro sentido del gusto.

La risa que en otro lugar le hubiera parecido incluso agradable sonaba extraña alli abajo. El sonido que rebotaba en las paredes se distorsionaba convirtiendose en un graznido antinatural que no parecía presagiar nada bueno- tal vez no deberíais reír aquí, los dioses del inframundo envidian la alegría de los mortales-dijo por lo bajo como si hubiera alguien mas con ellos.
Aunque sus palabras podian sonar como tonterías era sabio no tomarse a la muerte ala ligera, ella era inflexible y cruel con todos los seres por igual ya fuera que vivieran un día o un siglo, en los campos de batalla no eran pocos los que afirmaban ver al segador de almas caminando entre los caídos en busca de sus presas.
Un ligero escalofrío recorrió la espalda de jace mientras peinaba la cola de su ama, aun con la ayuda de un cepillo el pelaje parecía tener una mente propia enredandose y creando crestas, negandose tozudamente a ser peinado de una manera decente. Al final logro someterlo haciendo que tomara un volumen uniforme y brillara de forma pareja- vuestro pelaje esta limpio aunque temo que el olor a sangre es muy persistente-dijo mientras pasaba sus manos por la cola al tiempo que acercaba su nariz como queriendo encontrar el lugar de donde provenía el olor.

Ante su primera respuesta, centró una vez más su vista en las negras aguas, casi como si quisiera ver lo que se ocultaba debajo, sin perder esa leve sonrisa cínica de sus labios en ningún momento.

-No creo que una pequeñez como esa les moleste- Dio a modo de respuesta.

Además, su madre y Satanás tenían un pacto de no agresión, por lo que ninguna criatura del infierno debía de atacarlos por iniciativa propia si no habían sido agredidos primero por alguno de ellos.

Sintió un leve enfado en su Caballero, y supuso que se debía a que el pelaje de su cola había quedado muy rebelde después de haberlo usado en la batalla.

-No importa, puedes dejarlo así- Contestó. Tampoco era como si le desagradara el aroma a sangre. Por el contrario, le encantaba, y quedaría como un leve rastro de otra de sus victorias en el campo de batalla.

Cerró los ojos por unos instantes, permitiéndose relajarse por completo al hallarse ahora en ese lugar seguro. Estaba algo cansada a causa de todo el viaje y el haber tenido que usar sus poderes. Al menos el agua del río estigia le estaba devolviendo de a poco las fuerzas, o de lo contrario ya se habría quedado dormida desde hacía mucho.

Las palabras de la princesa sonaban casi arrogantes, su madre había pactado con las fuerzas infernales pero jace dudaba de que aquellas criaturas mantuvieran su parte del trato si percibían un beneficio mayor o una ofensa-tal vez no debería molestarles, pero sabéis cuan caprichosos y bolubles pueden ser-dijo sin dejar en claro si se refería a los dioses o a los hijos de la reina. En cada progenie de la raza dominante había siempre un par de individuos que creían ser dioses en la tierra, pronto descubrían que su asumida condición no los defendía contra una lluvia de flechas o el acero encolerizado del pueblo aunque rara vez vivían para aprender de su error.
El problema lo traía de regreso a su dilema actual sobre la inminente guerra, algo en la demora era sospechoso y el creía saber que. Si la reina continuaba aferrada al trono alguno de sus herederos mas ansiosos terminaría por intentar reclamar el trono, la guerra civil no tardaría en llegar y jace sospechaba que tal escenario era el que la reina quería generar.
Si fuera una simple guerra su heredero seria simplemente el mas fuerte pero en una guerra civil la astucia vencía sobre la fuerza, un príncipe debía saber cuando blandir la espada y cuando hincar la rodilla, aquel que llegara al trono luego de aquel infierno habría demostrado un talento superior tanto para la guerra como para la política-creo que vuestra madre os esta preparando a todos una sorpresa-dijo finalmente mientras acariciaba la cola de la princesa, ella posiblemente ya lo sabia pero necesitaban tener todo en claro para adelantarse al próximo movimiento.

Dejó que le acariciara la cola sin volver a abrir los ojos, puesto que el sueño estaba comenzando a intensificarse y ello le impedía levantar los párpados. Pero aún escuchaba y podía mantenerse despierta por un rato más.

Soltó un leve suspiro ante las últimas palabras de su Caballero, quizá ya demasiado cansada como para mantener su leve sonrisa burlona por más tiempo. Relajó un poco sus facciones y su cuerpo.

-Tal vez sí- Musitó a modo de respuesta. Ella misma ya se había ganado unas cuantas jaquecas dando vueltas sobre el mismo tema anteriormente, y terminó cansándose al llegar siempre a la misma conclusión. -O tal vez no. Nunca se sabe lo que pueda estar rondando por la mente de esa mujer- Agregó, abriendo apenas sus ojos para quedarse con la mirada perdida en algún punto de la negrura del agua. Todo lo que quedaba era esperar a ver qué sucedía y cuando.

Por último hizo regresar su cola hasta desaparecerla debajo del agua y así comenzar a salir, antes de que se durmiera allí mismo y quedara expuesta a las almas pecaminosas que corrían en esas aguas.

Las manos de jace se movían suaves como la brisa sobre el suave pelaje de la princesa mientras ella suspiraba evidentemente cansada aun después de haberse bañado en las aguas. El nunca había estado muy seguro del tipo de emociones que le provocaban aquellas demostraciones pero esperaba que al menos evitaran que la princesa se cerrara por completo, en mas de una ocasión había creído ver que debajo de aquella muralla de frialdad se encontraba una mujer asustada tanto por ella como por sus hijos-debe ser un rasgo de familia-contesto cuando le menciono el echo de no saber lo que la reina estaba pensando. Podía decirse lo mismo de ella, aun cuando le hiciera comentarios de sus planes en voz alta siempre lo dejaba con la sensación de que no le estaba mostrando la imagen completa.
La cola finalmente se escurrió de entre sus dedos señalandole que posiblemente la hora del baño había terminado, sin alterarse le extendió a la princesa una bata de seda roja para que se cubriera aun cuando la única escalera que salía de alli llevaba directamente a sus aposentos-pero el tiempo para jugar a las adivinanzas se agota, el verano ha sido largo pero esta ya tocando su fin-dijo con una cierta melancolía, alli jamás había puntos medios, el veráno y el invierno podian llegar a durar siglos con generaciones enteras que nacían y morían sin conocer el frío del invierno o el calor de las cortas primaveras.

Tomó lo primero como un cumplido, y seguidamente de salir de las aguas se colocó la bata roja que Jace le ofrecía.

Entendía el punto del otro, pero aquello seguía sin significar nada para su madre. El Ragnarok daría inicio cuando ella dejara de tener hijos y cuando el último se encuentre en condiciones dignas de enfrentarse a la batalla... y claramente, la Reina parecía no tener planeado el dejar de traer a más Fénix al mundo. Quizá se debía a la misma razón de "entre más candidatos entren al juego mejor será el que tenga el trono", pero ya eran demasiados.

Tras anudar las cintas de la bata para dejar esta firme soltó un leve suspiro, comenzando a caminar hacia las escaleras.

-No permitas que la tensión del momento te tome- Contestó con el mismo tono calmado mientras subía por las escaleras. -Aún no hay nada seguro, y nada ganamos con alertarnos desde ahora- En lo que a estrategias se refería, siempre la mejor opción era tener a todas sus piezas y peones con un buen estado psicológico, si alguno se alteraba o temía perdería la concentración y algo malo podría ocurrirle a todo el equilibrio del castillo, de su fortaleza.

-De cualquier modo, hemos trazado ya un sinfín de estrategias para enfrentar amenazas de todo tipo. Si sucede algo sabemos como defendernos, y si el Ragnarok comienza, seguiremos con el plan inicial- Indicó, llegando ya a su cuarto.

Su plan maestro era, desde el momento en el que se encargó de darle forma, hacer que sus hermanos cayeran en la telaraña para luego eliminarlos ella misma. No funcionaría con todos, pero sí con unos cuantos que quisieran atacarla.

Mientras la princesa se vestía jace la observaba con un aire ausente como quien observa una estatua, la dualidad de lo cercano e inalcanzable al mismo tiempo sin duda sumaba puntos a la extraña fascinación que ella ejercía aparentemente sin proponerselo sobre otros-no tenéis que preocuparos, si una vida de veros entrar y salir de los baños no logra ponerme tenso podéis estar segura de que los trucos de vuestra madre no lo harán-dijo con cierta sorna, cualquier otra princesa posiblemente se hubiese puesto roja pero mirajanne era demasiado distante como para que los cumplidos de cualquier clase la afectaran.
Aun con toda su basta red de información y espadas su arma mas poderosa seguía siendo ella misma, muchos de sus hermanos pensarían en llevarsela a la cama si no estuvieran tan mortalmente aterrados. Ella sin duda lo sabia y no tenia dudas de que lo explotaría si la situación se presentaba-la red es sin duda amplia pero vuestra familia lo es cada vez mas, un cachorro que escape es todo lo que se necesita-dijo aunque dudaba que los fénix mas jóvenes fueran una verdadera amenaza aunque su existencia impedía que jace colocara mas recursos en vigilar a los hermanos que tenían pocos años menos que la princesa y eran su verdadera preocupación.
Todos los fénix de mas de un siglo eran veteranos, curtidos tanto en el campo de batalla como en las cortes del reino, un puñal por la espalda mataría a los mas jóvenes pero los mas experimentados ya estaban acostumbrados a esa clase de trucos-esta todo listo para cuando deis la orden, pero no seria tan divertido si todos caen sin dar pelea-dijo con la emoción del juego brillando en sus ojos.

Sonrió levemente ante su comentario, empleando una de sus sonrisas sarcásticas.

Ella estaba perfectamente consciente de que la batalla próxima sería muy dura, en especial por los hermanos que ya habían alcanzado una edad cercana a la etapa adulta, debido a que ni ella, siendo la primera, había alcanzado el puesto más cercano en todos los siglos de existencia que cargaba.

Caminó hasta llegar a su cuarto y encender la luz que alumbraba la habitación imperial. Todo tan finamente decorado y elegante, con las mayores comodidades, que nadie ajeno al castillo esperaría que en realidad se tratara de una fortaleza sumamente resistente y protegida con conjuros mágicos.

Con su último comentario, hizo hacia atrás su cabello con la misma elegancia de siempre y mostró de nuevo aquella tenue sonrisa tan característica en ella.

-Ten por seguro que te divertirás- Respondió, sabiendo cuanto adoraba él encontrarse en el campo de batalla, disfrutando de la adrenalina del momento.

Los halagos a su belleza parecían caer en oídos sordos,ya fuera porque no le importaba o porque pensara que le estaba gastando una broma la princesa no dejaba traslucir sus verdaderas emociones por debajo de su sonrisa.
Cuando agito su cabello el olor del rió de la muerte se extendió como si hubiese quedado pegado a su oscura cabellera,por un segundo parecía que la princesa se hubiese transformado en la mismísima muerte, la dama de pálida piel que cosechaba las almas de los vivos siempre cubierta en un manto de densa oscuridad-supongo que por esta noche mi trabajo ha terminado-dijo con un cierto aire de duda mientras se inclinaba ante la princesa antes de amagar una retirada-a menos que desieis algo mas de mi-continuo con una sonrisa que pretendía ser inocente mientras se acercaba a la cama de la princesa de una forma aparentemente casual.
La luz de la luna se filtraba por la ventana dando a la habitación una apariencia etérea,por alguna razón jace se sentía con deseos de jugar, quería ver que tal lejos podía llegar antes de que una verdadera emoción se asomara al rostro de la princesa y lo obligara a retirarse,era algo arriesgado pero en aquel momento parecía una buena forma de mantener su mente ocupada antes de su patrulla nocturna.

Cuando se sentó en la cama y peinó su largo cabello con los dedos para desenredarlo mientras todavía estaba húmedo, estuvo a punto de permitirle la retirada al otro para que no llegara tarde a la guardia nocturna que le tocaba ese día a su escuadrón y por consiguiente, a él para liderarlo.

Pero el último comentario insinuante la tomó de cierta forma desprevenida. No mostró su leve sorpresa en sus facciones, y por el contrario, volvió a esbozar su clásica sonrisa apenas por sus labios.

Jace siempre había bromeado con ella al hacerle esos falsos halagos, pero nunca se le había insinuado para nada más, como ocurría ahora. Ella estaba exhausta, pero quizá podría tener algunos minutos más de diversión antes de que cada uno tomara caminos distintos por el resto de la noche.

Siguiéndole el juego, dio finalmente su respuesta.

-Hmm, no lo sé...- Contestó con falsa inocencia, aderezada con una tenue diversión al hacerse la desentendida. -A menos que tengas algo que ofrecerme- Agregó, casi con el mismo tono que él mientras lo veía acercarse más a la cama.

Contra todo pronostico la princesa pareció aceptar su avance mientras se sentaba en la cama y desenredaba su cabello con las manos. Ella era un zorro que jamás huía de los juegos cualquiera fuera su naturaleza.
La breve sonrisa de sus labios le confería un cierto aspecto de peligro que lo atraía cada vez mas hacia la trampa-os ofrezco aquello que desieis-le dijo con un leve destello de lujuruia en sus ojos mientras se transformaba en un gato negro como la noche. En un salto llego hasta el regazo de la princesa y se froto contra su mano ronroneando antes de convertirse en una neblina que envolvía el cuerpo de la princesa-pues soy vuestro caballero y comparto vuestra sangre-continuo antes de recuperar su forma corpórea a las espaldas de mirajanne desenredando su pelo con las manos desnudas mientras susurraba en su oído-mis pensamientos son los vuestros, por mi boca vos habláis y mi mano es una extencion de vuestra voluntad-dijo en un tono bajo mientras retiraba la mano de la princesa de su cabello y la colocaba en su regazo-cada uno de mis actos no tiene otro fin que vuestra satisfacción-continuo mientras soplaba el cuello de la princesa mientras una de sus manos llegaba hasta sus hombros rozando apenas su delicada piel-solo pedidlo y hare lo que ordenes- finalizo.
Mientras esperaba la respuesta de mirajanne su corazón latía a gran velocidad mientras la emoción y el miedo lo inundaban a partes iguales.

Cuando Jace se transformó en un gato negro lo recibió sin problemas en su regazo y rascó su cuello para hacerlo ronronear durante el corto tiempo que perduró en ese estado, puesto que de inmediato pasó a difuminarse en una oscura neblina que la envolvió por completo. Siguió algo divertida sus movimientos con la mirada.

Se dejó hacer, permitiendo que le peinara el cabello y se decidiera finalmente a invadir un poco más su espacio para susurrarle aquello al oído. No mostró ninguna señal que indicara incomodidad, sino lo contrario, cada acción y palabra parecían divertirla un poco más, en especial cuando escuchó el fuerte latir de su corazón. En ese estado pensó que hasta se veía como un pequeño animalillo indefenso, irónicamente.

Casi como cuando se había transformado en gato, ella pasó su mano por su cabello una vez más para así demostrarle que por el momento, estaba pisando un terreno estable.

-Entonces supongo que a tu escuadrón no le importará si llegas un poco tarde esta noche- Comentó con su usual tono de voz y expresión.

Sabía que él los tenía bien entrenados y que podían perfectamente patrullar sin su presencia, y ella también comenzaba a extrañar los placeres corporales. No había permitido que ningún hombre la tocara desde que se embarazó de Nue. Lo cual, fue hace muchos años ya.

Una vez le concedió ese permiso, dejó que él prosiguiera para que se le quitaran esos nervios.

Esperaba una respuesta violenta, un grito de sorpresay un mar de sangre. Había esperado que la princesa se enojara o al menos se incomodara de aquella cercanía dada su reticente naturaleza, pero ella parecía divertida de sus palabras y sus gestos, como si supiera el enorme esfuerzo que representaba para el decir aquello sin que le temblara la voz ella parecía encontrar agrado en aquella situación.
Cuando su mano se acerco a la cabeza de jace el cerro los ojos de manera instintiva esperando sentir sus uñas clavandose en su cabeza, pero aquel gesto delicado casi tierno de acariciar su cabello lo tomo totalmente desprevenido, todo su cuerpo pareció aflojarse mientras su cabeza seguía a la mano de ella como un perro rogando por una caricia-no supongo que no les importara-dijo con una voz que parecía haber perdido toda su confianza y fanfarronería. Sus manos empezaron a recorrer el cuerpo de la princesa con experiencia tratando de disimular que su mente se encontraba paralizada por la incertidumbre, recorrió desde sus nacarados hombros hasta su espalda sin atreverse a tocar sus zonas mas intimas, incluso bajo la ligera bata de seda podía sentir la exquisita piel de la princesa tan suave y lisa como no existía otra, mas que nunca se sentía como un simple juguete de los caprichos de mirajanne, había llegado mas lejos que cualquier otro caballero y sin embargo alli en su alcoba estaba mas que nunca atado a los deseos de ella, sus manos finalmente se detuvieron en su vientre donde la acariciaba con lentos movimientos circulares mientras esperaba que ella le permitiera ir mas allá de la seda que separaba su piel de la de el.

Decir que se estaba divirtiendo ante el espectáculo era poco, y sus ojos oscuros como las profundidades del abismo se encargaban de mantenerse fijos en la mirada del otro, que contrario a la suya parecía evitarla a causa del nerviosismo que notablemente lo carcomía. Cuando sintió esas caricias algo tímidas sobre su cuerpo ensanchó levemente su sonrisa burlona, y de forma suave dejó escapar una apenas audible risilla propia de ella y de sus juegos.

-No estés tan nervioso, Jace- Con la mano que aún mantenía en su cabello, enredando despacio sus dedos entre las oscuras hebras, lo obligó con sutileza a que alzara la mirada para que sus ojos entraran en contacto con los contrarios. Veía una pequeña chispa de inseguridad en lo profundo de su mirada, y aquello sólo aderezaba el platillo de diversión.

Fue entretenido ver como aquella mirada llena de confianza y hasta cierto toque de lujuria y diversión se fue reduciendo a la que tenía ahora, y sabía que aquello se debía a su invitación, que por supuesto no se la esperaba.

Se dejó acariciar y una vez más cayó en cuenta de lo práctico que era ser una fénix, puesto que el embarazo en su caso no entorpecía nada al no haberle cambiado en lo más mínimo su delgada figura.

De haber tenido al menos una de sus colas fuera probablemente se encontraría moviéndola de forma divertida, propia de la extensión del cazador que se entretiene al ver a su presa caer en la incertidumbre, y lo habría hecho para prolongar el momento, puesto que incluso hasta podría decir que se le hacía adorable verlo en aquél estado, casi como un cachorro indefenso. Pero si seguía manteniendo esos juegos mentales nunca llegarían a nada más, así que para agilizar las cosas decidió jugar su próxima carta, sabiendo que con ello él finalmente se vería obligado a quitarse al menos algo de pena para seguir.

-O de lo contrario deberé suponer que eres primerizo en este campo- Agregó, siempre manteniendo ese sutil rastro de diversión en su voz.

Y tal y como lo había planeado, aquellas palabras fueron la llave para encender el motor y que la chispa volviera a arder.