El largo camino de regreso a casa(privado mirajanne)

El hecho de que le contestara con tanta seguridad aquellas palabras apaciguó levemente esa extraña inquietud que había surgido de improvisto en su pecho.

Con una de sus manos, siguió recorriendo con delicadeza su espalda, con un tacto tan suave como si se tratase de un simple manto de seda que se deslizaba por sobre su piel. Pero contrario a lo que pensó, parecía ser que la hora de las caricias suaves y poco íntimas habían acabado, puesto que la mano impaciente de su Caballero no tardó en escabullirse con sigilo entre sus piernas.

Cerró los ojos ante el estremecimiento que le causó el tacto de sus dedos en aquella zona tan sensible, cerrando un poco las piernas de forma instintiva.

Su mano entonces se aferró con más firmeza a su espalda, preparándose para entrar de una vez por todas en la siguiente fase y la más importante.

En cuanto su mano entro en contacto con el interior de las piernas de mirajanne sintió un agradable calor que hizo que las mejillas de jace se pusieran tan rojas como las de la princesa.
Era como si aquel acto lo hiciera caer finalmente en la cuenta de lo que estaban por hacer en toda su cruda y carnal realidad, por un instante su determinación pareció dudar mientras acariciaba con lentitud sus piernas acercándose cada vez mas al foco de aquel agradable calor que parecía existir alli. Las piernas de mirajanne se contrajeron de manera inesperada atrapando a su mano en una celda suave y esponjosa de la que no podía o quería salir. Se sentía estúpido con aquellos nervios que parecían de primerizo cuando creía que había superado su vergüenza inicial, la princesa no parecía estar en mejores condiciones y de alguna forma ver su rostro solo hacia que todo fuera mas difícil, sin su natural sonrisa el rostro de mirajanne se veía tan tierno con aquel rubor que casi le dolía mirarlo. Cuando sus ojos hacían contacto su corazón latía tan rápido que era casi doloroso y tenia que luchar contra la tentación de solo quedarse alli mirandola a los ojos como una polilla fascinada por el fuego- aun estáis a tiempo de detenerme-le dijo finalmente por lo bajo en la oreja mientras juntaba todo el valor que poseía solo para que sus dedos cruzaran aquella distancia infinitesimal y comenzaran a acariciar con lentitud los laios exteriores de su intimidad que parecían desprender un extraño calor.
Como si fuera un virus aquel calor pareció subir a su cerebro y por un segundo pareció que su mano iba a derretirse mientras sus labios besaban los de ella al tiempo que su lengua entraba tímidamente en la boca de la princesa.

En busca de un punto de apoyo, algo en lo cual pudiera aferrarse para tener valor y proseguir a volver a abrir sus piernas lo suficiente como para que su mano quedara libre, y al no tener ya la protección de sus capas impenetrables que la ayudaban siempre a mantener el control de su entorno y las situaciones, buscó la mirada del otro, dando por hecho que él al menos estaría en condiciones y eso la tranquilizaría...

Pero la sorpresa se la llevó al encontrárselo igual o tan rojo como ella, casi como si fuese un primerizo llegando al momento de la verdad. Mirarlo no ayudó, más bien la hizo sentirse más inquieta.

Al escuchar sus palabras no hizo más que aferrarse un poco más a él, negando levemente con la cabeza mientras dejaba sus ojos cerrados para decirle de esa manera que no quería que se detuviera.

Dejó que un apenas audible gemido escapara de sus labios al sentir sus dedos recorrerla por aquella zona tan sensible, sin darse cuenta del momento en el que volvían a fundirse en los labios del otro. Esta vez, el beso denotaba más pasión y descaro, a lo cual ella correspondió como pudo, sintiendo los escalofríos placenteros que le generaban los exploradores dedos del azabache.

La verdad de lo que estaban haciendo parecía inundar su mente como un liquido caliente y espeso que le impedía pensar con frialdad.
En cierto modo su viaje hacia el interior de la princesa había tenido el mismo efecto en el, como una persona que se arrastra a través de un túnel cada vez mas estrecho jace había tenido que quitarse de a poco las piezas de su propia armadura para llegar hasta el centro del laberinto donde se encontraba la verdadera princesa, pero ahora que había llegado a su meta le avergonzaba mostrarse ante mirajanne tal y como era.
El asesinato del hijo de la princesa los había salpicado a todos con su sangre y la mancha no se quitaría por mucho que frotaran, al igual que la princesa el se había ocultado tras una mascara y había escondido su verdadero yo en lo recóndito de su mente. En su amargura se había vuelto el negro angel de la muerte con sus manos manchadas de sangre, había matado y silenciado a cientos sin el menor remordimiento, había destrozado familias y arruinado casas de nobleza sin que temblara su pulso.
Porque era el angel quien mataba, el casco que se manchaba de sangre protegía a la persona que existía debajo. Porque en el fondo el no era mas que un joven elfo que aun no contaba 100 años desde que había pasado por el rito de la adultez, y sin embargo ya había precenciado mas guerra y horrores que muchos veteranos de su clan.
Vestía las ropas del capitán de la guardia de la noche y la ropa de gala cuando jugaba a ser el embajador de los pueblos elfos y sin embargo los ropajes no eran mas que escudos tras los que se ocultaba como un niño asustado-espero no os decepcione lo que veis, porque yo no lo estoy- dijo cuando sus bocas se separaron con un fino hilo de saliva, alli estaba todo lo que el realmente era pero a cambio también podía ver a la verdadera princesa y la realidad era que sentía algo en lo profundo de su corazón cada vez que la veía a los ojos.
Con un poco de confianza empezó a lamer sus pechos mientras su dedos entraban con delicadeza en el interior de ella moviendose con lentitud buscando transmitirle tanto placer como le era posible.

De alguna forma, sentía que volvían al punto de partida. Las acciones volvieron a cobrar confianza e intimidad, tal y como había empezado todo aquello, con la diferencia de que ahora ambos tenían en claro de que no se trataba de ningún juego ni broma, sino algo más allá, más profundo y peligroso, que de algún modo u otro acabó sucediendo en ese instante.

Ella seguía enredando gustosa sus dedos en el cabello de él, atrayéndolo más a sí misma para profundizar mejor el beso que se había tornado en un juego entre sus lenguas, intercambiando el lugar donde se encontraban al pasar de boca en boca con total descaro, como nunca lo hizo.

Una vez se separaron ante la evidente necesidad de recobrar el aliento perdido escuchó sus palabras, sintiendo su sonrojo arder como un intenso fuego en sus mejillas, quizá tomando ya todo su rostro a esas alturas. No recordaba la última vez que entró en ese estado. La última vez que se había sonrojado tanto quizá había sido de niña, cuando dejaba que sus emociones la controlasen con total libertad.

-A decir verdad estoy bastante conforme- Contestó finalmente, una vez reunió suficiente confianza como para permitirse decir aquello. Casi con su habitual tono firme y seguro de voz, sólo que esta vez sin ocultarse tras las máscaras.

Se arqueó un poco al sentir la escalofriante oleada de placer que la recorrió al momento que su Caballero comenzó a trabajar de forma más profunda en su intimidad, intentando abrir un poco las piernas para facilitarle la tarea, mientras que sus manos jalaban de forma leve sus cabellos y le acercaban más el rostro a sus pechos, complacida ante su trabajo.

La princesa intentaba mantener su habitual tono firme y sereno aunque dada la posición en la que ambos se encontraban parecía casi cómico, no se necesitaba un gran oído para notar la agitación en su voz au cuando intentaba controlarse. Tampoco se le escapaba el echo de que las vocales parecían alargarse misteriosamente como si quisiera ocultar sus pequeños gemidos entre sus palabras.
En otra ocasión tal vez se hubiera reído pero el sentir las manos de la princesa sobre su cabello tenia un extraño efecto suele hacia olvidar al instante cualquier cosa que no estuviera relacionada a su tarea actual de complacerla.
Le gustaba sentir que ya tenia la confianza como para tocarlo pero al mismo tiempo le intrigaba que solo se dedicara a aquella parte de su cuerpo, como si una parte inconsciente de ella quisiera dormirlo antes de que llegaran aun mas lejos.
Todos estos pensamientos parecían rebotar dentro de su cerebro de una forma desordenada como si no fuera capaz de formar pensamientos coherentes, una parte quería salir para regresar a sus funciones como capitán, pero era solo un murmullo en medio del caos que era su mente en aquel momento.
Finalmente su boca no fue capaz de soportarlo por mas tiempo y se separo del pezón de mirajanne y empezó a subir lamiendo hasta sus labios cuya falta era casi un dolor físico. Cuando llego hasta ella la miro a los ojos mientras su cuerpo se frotaba contra el de ella como un gato- os dije que aquí nadie puede oirnos-dijo mientras su mano libre acariciaba uno de sus pezones al tiempo que la otra tocaba el interior de ella con un ruido chapoteante buscando que un gemido escapara de sus labios mientras la besaba sintiendo que podía permanecer así hasta morir asfixiado.

Oleadas de placer la recorrían, haciéndola estremecerse ante cada uno de sus movimientos. Tanto los dedos que exploraban su interior como la atención que recibían sus pechos la hacían gemir cada vez más. Pero su propia pena evitaba que sus gemidos se escucharan con total libertad. Debía de admitir que todavía tenía cierta vergüenza encima como para profundizar ella más allá.

Pero cuando Jace dijo aquello y volvió a besarla supo que debía de hacer todo lo que estuviese en sus manos para librarse de esa pena molesta.

De a poco, una de sus manos fue descendiendo para abandonar sus cabellos, acariciando su piel y bajando por su espalda para sentir ese tacto nuevamente. Su otra mano se desvió hacia uno de sus brazos, haciendo un lento recorrido para sentir también la tenue pero marcada musculatura de su cuerpo.

Finalmente, no pudo contener un gemido que cortó el beso cuando sintió que los movimientos en su entrepierna cobraban repentinamente otro ritmo de un momento a otro.

A medida que su intimidad aumentaba sus caricias parecían volverse cada vez mas atrevidas al tiempo que la princesa liberaba pequeños gemidos casi con pena como si le avergonzara el mero echo de sentir placer.
Pero tal vez era otra la razón por la que ella se contenía en lo que parecía un duelo de voluntades enfrentadas, era una posibilidad remota e incluso le parecía algo imposible pero quizás existía la posibilidad de que mirajanne se sintiera avergonzada de mostrarle una faceta tan diferente a la que el conocía. Una vida encerrada tras los muros de si misma la habían convertido en lo que era, tal vez nunca se había permitido a si misma disfrutar de los placeres de la compañía de otro ser y por ello aun se avergonzaba al reconocer su propio pacer.
El mismo había tenido que perder todas aquellas inhibiciones luego de que muchas de las muchachas del clan se lo llevaran a la cama, era tímido pero debido a aquella situación se había visto forzado a dejar de lado todos aquellos complejos. Cuando su beso fue violentamente interrumpido por el gemir de la princesa vio que estaban llendo en la dirección correcta pero aun faltaban algunos ajustes.
Con un murmullo apareció en sus manos un pañuelo de tela negra que jace coloco con cuidado en los ojos de la princesa-confiad en mi por favor-le dijo mientras terminaba de ajustarlo con suavidad a su rostro listo para quitarlo si mirajanne se lo pedía-ahora imaginad que estáis sola-dijo mientras empezaba a acariciar sus orejas con lentitud, luego bajo a su cara besando fugazmente sus labios mientras sus manos húmedas de sudor recorrían su rostro con la delicadeza de una pluma. Continuo bajando por sus brazos mientras su boca besaba su cuello cerrando los ojos para sentir con la máxima intensidad mientras dejaba que las manos de mirajanne exploraran su cuerpo tal como el hacia con ella.
Continuo bajando besando sus axilas y su abdomen, creando un mapa de ella en su cabeza mientras sus manos recorrían su espalda trazando líneas y surcos, cuando finalmente llegoa su intimidad se detuvo un momento para oler la dulce fragancia que emanaba de alli antes de introducir su boca al tiempo que sus manos acariciaban su cola que parecía moverse como serpiente.

Si bien estaba intentando no dejar que los nervios la tomaran, cuando Jace le colocó esa venda negra sobre sus ojos sintió que el pulso se le disparó completamente. Se tensó un poco por unos momentos de modo instintivo al sentirse más vulnerable, puesto que nunca antes había tenido experiencias de ese tipo, provándola de uno de sus sentidos.

Respiró profundo y asnitió levemente ante lo que dijo, intentando relajarse. Sintió el tacto del otro sobre su cuerpo, recorriéndola con exasperante lentitud y haciéndola estremecer, en lo que ella seguía su movimiento al tener sus manos apoyadas sobre sus hombros.

Pronto, dejó de ser capaz de seguirles el paso, puesto que había descendido hasta que apenas pudo conseguir tocar su cabeza.

El sentir su respiración contra su intimidad la hizo sentir un escalofrío, más aún cuando sintió su lengua pasando por allí de forma descarada, haciéndola gemir tanto de placer como por la sorpresa. Su cola acompañó sus reacciones, comenzando a moverse inquieta de un lado a otro al sentir que ella misma no estaba pudiendo manejar esas sensaciones.

En sus relaciones anteriores nunca nadie había pasado directamente al oral, siempre se mantuvieron con lo justo y necesario para procrear y nada más, por lo que aquello sí logró avergonzarla más, haciendo que sus mejillas ardieran en un tono carmín mientras gemía y se aferraba a las sábanas.

Por un segundo pensó en retirar la venda de los ojos de la princesa al notar como su cuerpo parecía tensarce ante aquel impedimento. Por un instante ni siquiera se movió solo escuchando como los corazones de ambos latían de manera descontrolada.
Un par de respiraciones mas tarde mirajanne finalmente se aflojo de nuevo bajo su tacto dejando que sus músculos volvieran a relajarse mientras sus manos recorrían el cuerpo de jace con su suavidad de porcelana. No creía que la princesa hubiera permitido que alguien le hiciera algo así anteriormente lo que le demostraba cuanta confianza tenia en el, con sus ojos cerrados ambos estaban totalmente entregados al otro confiando en su tacto para navegar a través del cuerpo del otro.
Cuando saboreo por primera vez los jugos de la princesa lo hizo con una extraña mezcla de placer y arrogancia, la reacción de su cuerpo era un indicador mas que suficiente de que el era el primer hombre al que le permitía llegar tan lejos, el primero al que le permitía ver y saborear su verdadera escencia-si os resulta incomodo puedo detenerme- dijo en una voz baja mientras se lamia su jugo de los labios, estaba jugando con ella, aquel gemido había sido mas elocuente que un millón de palabras, su lenguaje corporal le decía que lo disfrutaba pero tampoco quería sobrecargar su sistema nervioso, después de todo tampoco podía dejar que se desmayara antes de la verdadera diversión.

Cuando escuchó sus palabras negó la cabeza levemente a modo de respuesta, aún aferrándose a las sábanas.

-No... no te detengas- Agregó, también con un tono bajo y suave de voz.

Ya que habían llegado tan lejos y lo estaba dejando hacer las cosas a su manera, quería asegurarse de disfrutar plenamente de aquello hasta el final, para también descubrir como se sentía llevar aquella experiencia más lejos, de esa nueva forma y con alguien diferente, ajeno a compromisos y demás obligaciones a las cuales era sometida por la Reina.

Con forme su caballero seguía realizando su trabajo, ella sentía que era la primera vez que tenía tal acumulación de sensaciones. Se arqueó y aferró más a las sábanas, permitiéndose gemir con más libertad y queriendo sentir con plenitud todo aquello que no se había permitido conocer hasta ahora.

La respuesta de la princesa no se hizo esperar e incluso causo en jace un mayor efecto del que el mismo esperaba.
No sabia si lo habia echo a proposito pero la convinacion de su tono de voz junto a su postura y el color de su rostro eran simplemente irresistible,se veia tierna e indefensa como nunca penso que mirajanne podia llegar a ser.Por un instante no respondio y solo se quedo alli mirandola extasiado incapaz de romper el embrujo que creaba verla en aquella posicion.
Cuando finalmente retorno a la accion empezo a trepar de regreso por el cuerpo de la princesa raspando su piel con su lengua dejando apenas un pequeño rastro que su cuerpo iba siguiendo a medida que volvia a pegar su cuerpo al de ella guiandose por los sonidos de placer proferidos por su boca.
Cuando llego a su rostro vio que este estaba rojo como una manzana pero al menos ahora se permitia sentir placer sin contenerse a si misma,con delicadeza le retiro la banda de los ojos y espero a que ella los abriera antes de mirarla con una sonrisa calida aguardandola-gracias por confiar en mi-le dijo mientras la besaba con pasion ternura en los labios mientras sus brazos la abrazaban con fuerza contra el cuerpo de el,aun había una cosa mas que quería hacer con la princesa pero sabia que al igual que todo en aquella noche el momento llegaría a su propio ritmo.

Cada lamida que el otro le daba al ir ascendiendo por su cuerpo de forma lenta le proporcionaba a ella un estremecimiento en lo que intentaba acostumbrarse a las sensaciones y en segundo lugar exteriorizarlas. Al menos ya con toda esa "preparación" había conseguido un gran avance en ello.

Una vez sintió que le fue retirada la venda de los ojos, los abrió lentamente, topándose de inmediato con la mirada contraria. Su caballero ahora parecía más confiado tras haber conseguido arrancarle esos gemidos, y el hecho de que él mismo se deshiciera de su propia timidez le ayudaba bastante a ella a manejar la suya, apenas para guardarla debajo del tapete en espera de que no se vuelva a salir.

Pero sus palabras no la estaban ayudando mucho. Seguía sin poder acostumbrarse a ese tipo de cosas, pero de forma lenta, luego de unos momentos, correspondió el abrazo, apoyando su mentón entre el hueco del cuello y el hombro del otro.

-Haz demostrado ser digno de confianza- Soltó en un murmullo, refiriéndose no sólo a los acontecimientos ocurridos recientemente, sino en todo el trayecto que habían recorrido desde hacía siglos. Él siempre fue un excelente guardián, y sumamente leal, eso estaba claro, y por ello era el primero después de mucho tiempo con el cual se estaba abriendo.

Sus hijos no contaban, ella no quería meterlos en todo ese embrollo, por lo que nunca hablaba de cosas que tuvieran que ver con la guerra con Gamzee, así como tampoco lo haría con Nue.

Se dio cuenta de que tal vez, y sólo tal vez, si no se equivocaba, no estaba tan sola como había imaginado...

Al principio parecía que la princesa aun no era capaz de devolver aquel gesto o que tal vez la hacia sentir incomoda.
Pero tras unos angustiosos segundos ella comenzó a moverse lentamente estrechando sus brazos contra el cuerpo de jace mientras su cabeza descansaba sobre su cuerpo, las palabras significaban mucho para el pero aquel gesto significaba aun mas. Era extraño pensar que luego de todos los roces y caricias fuera sin embargo aquel gesto el que pareciera generar un nuevo tipo de entendimiento entre ellos, ahora tras tantos siglos juntos por fin habían dejado de ser dos extraños para llegar a conocerse realmente a fondo el uno al otro.
Cuando finalmente se separaron de su abrazo jace acaricio el rostro de mirajanne y envolvió sus labios en el beso mas largo que habían tenido hasta el momento, no sabia cual fue la razón pero aquel beso fue simplemente intoxicante, cuando sus bocas se separaron luego de lo que parecieron siglos ambos volvían a estar con la respiración agitada.
Una de las manos de jace se movió hasta el sexo aun húmedo de mirajanne y empezó a acariciarlo con delicadeza antes de formular su pregunta- aun estáis con animo para la ultima parte-le pregunto mientras guiaba su mano hasta su virilidad que se encontraba ya erecta, creía que la respuesta seria si pero como toda aquella velada las cosas podian aun dar un giro inesperado.

El abrazo se prolongó por tanto tiempo que pudo sentir aquella extraña sensación de tranquilidad en su interior, pero al mismo tiempo el detener el movimiento causó que su cuerpo le recordara lo agotada que estaba después de todo lo que había tenido que pasar ese día y la cantidad de energía empleada. Ahora que lo pensaba, le sorprendía que incluso hubiese aguantado despierta tanto tiempo, más si seguía "consumiendo energía" en "otras actividades"...

Cuando se separaron, cerró suavemente los ojos para sentir mejor aquella caricia, a la que luego le siguió ese beso que resultó por ser el más largo de la noche. Casi como para volver a encender la llama y despertar sus sentidos, y al parecer ninguna de las dos partes quería que aquello se terminara, aún cuando la falta de aire comenzaba a hacerse notar. Hasta que tuvieron que dejarlo hasta allí para poder respirar finalmente.

No pudo evitar cerrar los ojos al sentir que un leve gemido escapaba de ella cuando sintió nuevamente los dedos del otro explorando su intimidad. Tampoco se esperó que él tomara su mano para llevarla hasta su miembro, donde apenas rozó con sus dedos. Volvió a mirarlo en lo que su respiración se iba calmando y con total certeza asintió con la cabeza.

-Creo que aún puedo resistir un poco más- Agregó.

Si ya había pasado por todo aquello, debería resistir sin problemas hasta el final antes de quedarse dormida.

Cuando sus labios se separaron no era necesario ningún tipo de palabras para ver que ambos estaban ya gastando las ultimas energías para poder alargar aquel momento y llegar al final del camino.
Luego del día tan agitado que habían tenido era casi una bendición de los dioses que hubieran podido soportar el lento proceso que había sido llegar hasta alli, el también sentía que sus párpados iban a cerrarse en el momento en que todo aquello terminara pero hasta entonces no podía fallarle a la princesa.
La mano que el había llevado hasta su miembro apenas si lo había rozado por lo que jace la aparto comprendiendo que aquello era demasiado para alguien como mirajanne, sin preocuparse demasiado por aquello volvió a tenderla sobre la cana mientras sus manos se entrelazaban con las de ella, sabia que no tenia necesidad de sujetarla pero le gustaba sentir la suavidad de sus manos, la miro a los ojos y cuando finalmente obtuvo una respuesta la beso mientras la penetraba suavemente.
Sabia que mirajanne no era una virgen pero aun así quería asegurarse de que no sufriera ningún dolor, quería saborear aquel momento y disfrutarlo tanto como fuera posible.

Por un momento, tras analizar sus acciones y ver la forma en la que su caballero le tomaba de las manos antes de entrar en ella con sumo cuidado, pensó con cierta ironía en que aquella escena parecía sacada de una de aquellas novelas rosas, bobas y románticas que leía cuando era joven, hacía muchísimos siglos, cuando aún no la habían obligado a casarse con nadie y su mente ingenua creía en esos cuentos de hadas y tonterías sobre el príncipe azul.

Si bien ya había comprendido de sobra que aquellas cosas no eran más que pura ficción para las mentes de las jovencitas tontas, tenía que admitir que aquello era lo más cercano que había experimentado en carne propia a una de esas situaciones de novela. Después de todo, todo en esa noche estaba acabando por romper lo que ella había considerado como rutinario y normal en una relación íntima.

Suspiró placentera contra sus labios, sin romper el beso, cuando sintió que la seguía penetrando de un modo más profundo al iniciar el vaivén, despacio, con tranquilidad, como si dispusieran de todo el tiempo del mundo.

Apretó ligeramente el agarre de sus manos al unirse también al movimiento, igual de delicado y despacio para no deshacer el ambiente.

Mientras ingresaba dentro de la princesa jace pudo notar como aquel extrańo calor que había sentido al tocarla con los dedos volvía a invadir su cerebro.
Se sentía como si un flujo de metal fundido subiera por su columna vertebral contra toda lógica y razón, como si se un molde se tratara aquel metal fundido parecía desparramarsea cada fibra de su ser dándole un tipo de calor que nunca antes había experimentado. Parecía casi una broma de mal gusto que fuese el quien se encontrara en aquella situación, el quien representaba todo lo opuesto de lo que un caballero debía ser, el cuya unidad era la encargada de llevar a cabo los trabajos que nadie quería reconocer.
Aun cuando aquel calor envolvía su frío cuerpo no podía escapar al echo de que el no podría ser nunca el caballero de brillante armadura de los cuentos y fábulas, el era un caballero de armadura negra y abollada tan limitado en sus capacidades de ayudar a otros que era difícil creer que había logrado ayudarse a si mismo e incluso a la princesa. El nunca seria el héroe que la princesa se merecía pero quizás podía ser la persona que ella necesitaba.
Todos aquellos pensamientos y contradicciones parecían volverse cada vez mas lejanos a medida que avanzaba cada vez mas profundo dentro de mirajanne sintiendo como su calor parecía envolverlo de una manera como nunca creyó posible, sus bocas seguían conectadas mientras sus lenguas jugaban en medio de jadeos mientras sus manos se apretaban en consonancia con sus zonas intimas que iban tomando lentamente un ritmo mas estable a medida que ambos exploraban las profundidades mas ignotas del otro.

A medida que el movimiento del vaivén cobraba con el paso del tiempo un poco más de velocidad para salir de ese ritmo tortuosamente lento y suave, el beso también se estaba volviendo más fogoso, prolongado y apasionado, teniendo que separarse únicamente para recobrar por instantes el aire perdido y volver a unirse como si una fuerza magnética los atrajera contra el otro, como si se tratase de una adicción que no hacía más que incrementar con cada beso.

El calor se hacía sentir con más insistencia gracias al movimiento de sus cuerpos y la cercanía de estos, hasta que sus manos deshicieron el agarre para comenzar a recorrer el cuerpo del contrario, pegándolos más, de paso.

Ella ya se había quitado la pena de encima, por lo que sus manos recorrieron de una forma menos tímida su espalda, aferrándose a su piel y a veces rasguñando de forma juguetona para pedirle de esa forma que no se contuviera, ambos sabían que querían más.

De ese modo se permitió continuar gimiendo contra sus labios, sin romper el beso, al sentir que aumentaba el ritmo y la profundidad de las estocadas, llegando más profundo en ella.

Mientras sus cuerpos continuaban moviendose el calor en su interior parecía aumentar hasta limites insospechadas, sentía que en cualquier momento su cuerpo iba a empezar a derretirse.
En el epicentro de aquella conflagración se encontraba la boca de la princesa que parecía tener una mente propia mientras se separaba de el apenas lo suficiente para recuperar el aliento antes de volver a unirse con mas pasión aun.
Formar cualquier tipo de pensamiento le resultaba extremadamente difíciles mientras sentía que el aliento de la princesa quemaba en su garganta cada vez que sus gemidos eran ahogados dentro de su boca como si en una forma perversa quisiera que solo el pudiera escuchar aquel celestial sonido mientras sus manos se entrelazaban.
Cuando las manos de mirajanne finalmente se separaron de las de el fue como si se abriera una presa, las manos de jace empezaron a recorrer su cuerpo acariciando cada rincón de su cuerpo mientras sentía como las manos de ella lo acariciaban como nunca antes lo había echo aquella noche,las uñas en su espalda incluso le arrancaron un gemido que se perdió en la boca de la princesa mientras le correspondía el gesto acariciando sus pezones que se habían endurecido bajo su tacto causando aun mas calor dentro de el.
Mientras las uñas parecían clavarse en su espada los movimientos de jace se volvían cada vez mas enérgico como queriendo fundir sus cuerpos en uno solo.

La atención sobre sus pechos no hizo más que arrancarle más gemidos, y más aún cuando sintió que comenzaba a pellizcar sus pezones. Se arqueó una vez más, soltando un jadeo al sentir el fuerte placer que la envolvía.

De una forma apenas audible y pasando fácilmente desapercibida, comenzó a mencionar entre gemidos y de forma algo entrecortada el nombre de su caballero de forma inconsciente. Algo que nunca antes le había pasado, y ni siquiera estaba plenamente consciente de ello. Del mismo modo que buscó aferrarse más a él para unirlos más, atrapando con sus piernas las caderas contrarias para facilitarle el acceso y permitirle mejor movilidad.

Entre el calor tan potente y el enorme placer realmente ya ni siquiera sabía lo que hacía, sólo se dejaba llevar y hacía lo que sus propios instintos y su cuerpo le dictaban, volviendo a su boca para morder levemente su labio inferior, mientras que sus uñas seguían dejando apenas perceptibles marquitas sobre la piel de su espalda al recorrerla.

A diferencia de los humanos o otras de las razas de vida corta los elfos tenían una percepción muy diferente en lo que consentía al sexo.Para ellos no existía ninguna estigma social en el echo de practicarlo a menudo o de una forma apasionada,aunque por razones de discreción era obviamente un acto privado para su pueblo hacer el amor era un rito que se remontaba a su mas antigua mitología.
En los inicios kurnous el astado espíritu del bosque se unió a isha la pálida reina de la noche y señora de las estrellas,de aquella unión sagrada nació el pueblo de los asur quienes tenían los ágiles cuerpos de kurnous unidos a la gracia e inteligencia de isha,cada vez que una pareja hacia el amor ellos estaban representando una vez mas el acto a través del cual habían llegado a existir y por tanto alabando a los dioses por tal echo.
Como hijo de la custodia y joven arrogante que había sido en su lejana juventud jace había echo este tipo de ¨alabanzas¨ a los dioses tanto como le había sido decorosamente posible, creía haberlo visto y experimentado todo ya fuera con jovencitas inexpertas que se sonrojaban y gemían de la forma mas tierna hasta chicas experimentadas que lo habían retorcido como un juguete.
Pero nunca en toda su experiencia había tenido antes aquel cumulo de sensaciones durante su unión con una mujer, agradecía la previcion de haber puesto una barrera pues de otra forma su pequeño espectáculo se habría escuchado en todo el castillo.Al principio había temido que el cansancio se hubiera ganado lo mejor de ellos de manera que solo tendrían una sesión de sexo decepcionante para caer exhaustos y tal vez intentarlo en algún momento que estuvieran mas descansados,pero el destino como siempre parecía tener otros planes pues desde el momento que se había introducido en mirajanne una energía sobrenatural parecía haber entrado en su cuerpo, en aquel estado probablemente podrían seguir haciéndolo hasta que el imperio de los fénix se viniera abajo.
Habia tenido dudas de llevar aquello hasta el final pero al escuchar como la princesa susurraba su nombre supo que ella era la indicada,la beso con toda la pasión que era capaz mientras sentía como ella lo mordía en un gesto casi animal, cuando sus bocas finalmente se separaron jace se zambullo en los ojos de mirajanne mientras un instante de calma absoluta se formaba en su mente-abraza la eternidad-dijo casi en un gemido desgarrado mientras sentía como su mente parecía ser catapultada hacia las estrellas.
Por un tiempo que no supo definir ellos experimentaron la máxima unión que ambos seres podían sentir,en el pináculo del placer jace hizo algo que su pueblo solo hacia con aquel que habían elegido como su compañero para todo el resto de sus vidas,sus almas y sus mentes se fusionaron utilizando la pasión como un catalizador mientras las barreras entre ambos seres se disolvían en aquella gloriosa eternidad donde eran capaces de llegar a lo mas profundo de sus almas volviéndose uno.

La verdad, jamás habría esperado poder resistir tanto como para incluso llegar a la culminación de aquél prolongado y duradero espectáculo que durante tanto tiempo se alargó. No sabía ya ni de dónde sacaba las fuerzas que la mantenían en movimiento y ayudaban a que no cesaran sus acciones, acompañando casi al mismo ritmo a su compañero.

Llegó a un punto en el que tuvo que hacer que los besos se tornaran más cortos para poder saciar su necesidad de aire con respiraciones agitadas y la voz entrecortada por sus jadeos, gimiendo cada tanto el nombre de aquél hombre que había conseguido lo que ninguno antes.

Y mayor mérito estaba alcanzando, si era uno de los pocos que pudo finalmente conducirla al máximo placer del orgasmo al esperarla para llegar con ella, preocupándose por que ella también pudiese sentirlo y soltando un gemido mucho más audible y prolongado al arquearse por tanto placer. Su cuerpo tembló un poco, permaneciendo por unos instantes algo perdida, como si alguna extraña fuerza hubiese invadido su cabeza para semi doparla. Sentía el cuerpo por momento más ligero, casi como si poco a poco su alma se fuera desprendiendo de este al ser jalada por una fuerza mística que al mismo tiempo la sumía en una profunda paz.

En medio de todo aquello, cuando su caballero finalmente dejó descansar su cabeza sobre sus pechos por el cansancio, ella regresó de golpe a la realidad, como si hubiese despertado de un sueño. Una de sus manos volvió a subir hasta sus cabellos negros para enredarse con estos en lo que su respiración se calmaba, sin poder evitar mirarlo con cierta intriga y curiosidad. Algo había hecho, pero aún no sabía qué era.

Aunque por alguna extraña razón, sentía que no le molestaba, y que no debía preocuparse por ello...

Cuando su mente finalmente fue capaz de crear pensamientos de nuevo jace se sorprendió al descubrir que todo cuanto podía hacer era intentar respirar de forma calmada en un intento vano por recuperar el aliento.
Sabia que aquello iba a ser distinto a todo cuanto había experimentado con anterioridad, pero nunca hubiese esperado que se tratara de una experiencia tan fuerte a nivel sensorial,el placer residual literalmente había paralizado e insensibilizado su cuerpo que aun se movía en pequeños espasmos mientras descargas de placer residual aun recorrían sus nervios.No era por el sexo o al menos no había sido solo por el sexo pero dudaba que pudiera regresar a ser el mismo de antes luego de aquello,si no se conociera a si mismo casi podría jurar que acababa de volverse adicto a ello.
Su madre le habia contado historias sobre ¨la union¨ y lo que ella representaba para su pueblo pero luego de ver como su madre habia sufrido a causa de la suya jace se habia sentido temeroso de intentarlo por miedo a sufrir el mismo destino de su madre.Hasta el dia en que la vio llorar de una manera tranquila luego de que el asesinara a su padre y le contara el secreto de su origen el solo había conocido a su padre a través de las cripticas palabras de ariel que le hablaban de un espíritu noble que había sido controlado por su rabia interior.
Aun en sus sueños el temía algún día convertirse en algo como su padre, temía ver al espejo y descubrir que aquella misma bestia habitaba dentro de el esperando para hacer añicos todo lo que amaba,pero en aquel momento cuando sus almas se abrazaron incluso aquel temor fue barrido por aquella sensación tan indescriptible,era como si de alguna forma perdiera su identidad y todas las partes del otro se unieran a el como un perfecto rompecabezas, por un glorioso instante se había sentido completo y amado como nunca antes en su vida.
Mientras la princesa acariciaba su cabello el aun saboreaba aquella calidez en su pecho mientras levantaba la mirada para verla a los ojos-supongo que hoy no dormiré en mi cama-dijo por lo bajo mientras se movía para besar a mirajanne con ternura en los labios,no sabia que pensaba ella sobre todo aquello pero suponía que al menos permancerian juntos el resto de la noche pues su cuerpo no tenia ya ni siquiera fuerzas para incorporarse.

Una vez acabado todo y pasada por completo aquella sensación extrema de éxtasis, su cuerpo fue invadido de golpe por aquél tremendamente pesado cansancio y agotamiento mucho mayor al que sentía antes de haber iniciado todo aquello. Los párpados comenzaron a pesarle, tomándole gran trabajo el mantenerlos medianamente abiertos para seguir despierta un rato más sin descuidar su tarea.

Y al escuchar lo que dijo el otro ella simplemente dejó esbozar una de sus tenues sonrisas propias de ella.

-Bueno, habrá que decir que estuvimos repasando estrategias militares- Sugirió para la excusa que tendría que dar mañana ante su escuadrón por no haberse presentado en toda la noche a patrullar con ellos.

Además, de ese modo se cubría ella también para que nadie sospechara nada. Si Jace no hubiera colocado esa barrera seguramente ya más de uno habría adivinado lo que estaban haciendo y no habría tardado en correr el rumor por todo el castillo, luego por el reino hasta extenderse a oídos de sus hermanos y en el peor de los casos, de su madre.

La Reina no debía enterarse de aquello, puesto que ella, al ser la primera, era la que más debía cuidarse en ese aspecto. El primer hijo siempre era el que cargaba con todas las responsabilidades y compromisos, por más de no tener completamente el puesto asegurado en el trono, así eran las cosas por protocolo, y ella sabía que tarde o temprano la obligarían a casarse nuevamente con algún príncipe para evitar tensiones en la situación política de distintos territorios o bien para formar alianzas duraderas y firmes.

Tenía que disfrutar ahora sus días de libertad.