El largo camino de regreso a casa(privado mirajanne)

Mientras acariciaba el vientre de la princesa jace podía sentir como su mano se enredaba obligandolo a levantar la mirada para encontrarse cara a cara con ella,intento apartarse para ocultar su inseguridad pero los profundos ojos de mirajanne parecían atraerlo con una fuerza irresistible,se acerco como intentando zambullirse en ellos,rozando sus labios solo para apartarse en el ultimo segundo y volver a su posición original.
Nada de aquella jugada estaba saliendo como el lo había planeado, había pensado que una movida súbita e inesperada como aquella podría romper la mascara de mirajanne para que el pudiera ver lo que había debajo. Había pensado que podría arrancarle un rubor,una expresión confusa o alguna emoción al entrar en su espacio personal,pero era un hueso duro de roer,ninguna palabra parecía sacar a la princesa de balance y el control de la situación se escapaba cada vez mas de sus manos sintiendo que ella era quien había estado en control todo el tiempo.
Sus palabras lo hirieron como latigazos mientras la sonrisa en su boca parecía ensancharse cada vez como si aquello fuera algo que ella disfrutaba enormemente-no os preocupéis princesa,solo es mi primera vez con vos-dijo tratando de recuperar su aplomo mientras la acariciaba de un modo sugestivo obligando a su cuerpo a rebelar la cola y las orejas de zorro.
Si había un defecto que había heredado de su padre ese era el orgullo de los dragones,era fiero y susceptible y siempre los obligaba a cometer alguna estupidez cuando sentían que alguien los ofendía.Tenia experiencia con las mujeres aunque la presencia de mirajanne era tal que resultaba casi intimidante incluso par alguien que la conocía tan bien como el.Con descaro tomo uno de los pechos de la princesa entre sus manos mientras su otra mano se dedicaba a acariciar sus orejas, conocía bien sus puntos débiles y el orgullo herido eclipsaba incluso su inseguridad devolviendole algo de su antigua confianza.

Quedó satisfecha cuando vio el efecto que sus provocaciones tuvieron en él, viendo que finalmente comenzaba a quitársele la pena para tomar más confianza. Lo único malo era que alguien como él, que ya había pasado tantos siglos a su lado, ya conocía sus puntos débiles y dónde tocar para hacer que su cuerpo inconscientemente se dejase llevar para sacar sus orejas y una de sus colas.

Arqueó levemente su espalda como acto reflejo ante la caricia en ella, estremeciéndose y dejando escapar un leve suspiro placentero cuando el azabache tomó uno de sus pechos de forma tan repentina. Sus orejas de zorro se bajaron tal cual como las de un gato complacido que es acariciado en donde más le gusta, e inconscientemente su mano se aferró más a sus cabellos, acercándolo más y pidiendo de alguna manera con ese gesto que prosiguiera.

-Hmm~ es bueno saberlo~- Siguió con aquél juego, disfrutando de las atenciones de sus manos sobre ella, y su cola comenzó a moverse de un lado a otro, algo inquieta.

El cuerpo de la princesa evocaba muchos recuerdos en la mente de jace a medida que sus manos se deslizaban a través de el. Cuando era joven recordaba haberla visto sentada frente a una ventana desde el bosque donde su gente vivía cerca del castillo, aunque parecía tenerlo todo aquella chica siempre parecía mirar al exterior con tristeza como deseando escapar.
Cuando salvo al mayor de sus hijos lo primero que vio fue la sonrisa en su rostro al ver que el niño estaba a salvo, fue la única vez que recordaba haber visto una verdadera sonrisa en su rostro, había parecido tan despreocupada y hermosa que casi parecía otra persona. Pero la muerte que se llevo su sonrisa ni siquiera le permitió derramar lagrimas, como todo miembro de la realeza el niño fue enterrado en una ceremonia tan fastuosa como falsa, las condolencias le sonaban vacías y los ojos de mirajanne no se permitieron demostrar dolor en frente de los responsables por la muerte de su hijo.
La mano que reposaba sobre la oreja de la princesa se movió hasta sus piernas acariciando tanto sus muslos como la suave cola que se movía demostrando la complacencia de mirajanne. Aprovechando que sus orejas estaban bajas jace subió su cabeza y mordió una de ellas con suavidad como un cachorro jugeton mientras su lengua recorría el interior en suaves movimientos.
Los pechos no perdían tampoco su parte de atención mientras los acariciaba alternando entre masajes circulares y pequeños apretones llegando incluso a acariciar sus pezones apenas visibles bajo la ropa. Finalmente pego su cuerpo al de la princesa antes de llevar sus labios hasta los de ella para atraparlos en un beso.

A veces se arrepentía de permitir que tan siquiera alguien conociera mínimamente uno de sus puntos débiles, como ocurría ahora con sus orejas. Cualquier otro hombre se habría conformado con sus pechos o alguna otra parte de su cuerpo, pero Jace para molestarla fue directo a las orejas, donde sabía que era más sensible a los estímulos.

Se arqueó más y ya no pudo reprimir un gemido ante sus caricias, mientras que ella se aferraba cada vez más a sus ropajes entre más se arqueaba. Terminó recostada en el colchón por tanto movimiento, y lo había arrastrado a él también por no soltarlo. Un leve rosado asomó por sus mejillas entre los estremecimientos, y su cola no dejaba de moverse de un lado a otro.

Justo acababa de cerrar los ojos para sentir con más detalle sus caricias, cuando de repente sintió sus labios siendo aprisionados por los contrarios.

No se quedó atrás y mientras correspondía, intentó irle quitando la chaqueta en tanto las manos inquietas del otro se lo permitían.

Mientras el cuerpo de la princesa se arqueaba como una cuerda tensa para el disparo jace seguía todos sus movimientos tratando de mantener sus cuerpos tan unidos como le era posible.
El gemido de la princesa fue como una señal de victoria para el, pero a medida que veía sus mejillas teñirse de rojo su deseo de ganar se esfumaba mientras mirajanne lo arrastraba a la cama, ahora ya no le importaba quien ganara o perdiera, solo quería que la princesa pudiera soltarse de todo lo que había reprimido a lo largo de su vida.
Era extraño ver como una de sus provocaciónes había terminado así, al principio creía que mirajanne estaba en control, luego jace había intentado tomar el control de regreso. Pero en algún punto luego de besarla la línea se había vuelto borrosa, deseaba complacerla sin importar quien estuviera en control, le producía una sensación muy agradable el sentir sus cuerpos pegados el uno al otro. Pero al mismo tiempo le preocupaba pensar que tal vez ese había sido su objetivo todo este tiempo,tal vez todas las atenciones, todas las respuestas mordaces y los juegos retorcidos no eran mas que su propia mente tratando de ocultarle el echo de que deseaba a mirajanne quizá hasta sentía algo aun mas profundo pero se negaba a reconocerlo sabiendo que una relación así jamás podría funcionar.
Cuando sintió las manos de la princesa sobre su cuerpo jace esbozo una sonrisa mientras separaba sus labios de los de ella, en otra situación se hubiera resistido pero en aquel instante dejo que la princesa le quitara la parte superior de su ropaje guiando sus manos con las de el antes de usar las manos de la princesa para correr su bata y dejar al descubierto uno de sus pechos, mientras de sus manos seguía acariciando las oreja jace aprovecho para empezar a lamer los pechos de mirajanne como si fuera un bebe.

Una vez terminó de quitarle la parte superior del traje, siendo ayudada incluso por él mismo, aprovechó cuando cortaron el beso para recuperar algo de aire, sin ser capaz de dejar de retorcerse y arquearse por las insistentes atenciones en sus orejas. Si no fuera un zorro probablemente ni tendría que estarse preocupando de ese punto débil, pero si Jace seguía con ese juego acabaría por volverla loca. Intentaba reprimir lo más posible sus gemidos, haciendo que apenas consiguieran escapar suspiros placenteros, pero realmente el otro se lo estaba complicando.

Hasta que nuevamente un estremecimiento la recorrió completa cuando sintió la lengua y saliva del azabache sobre otra de sus zonas sensibles. Su gemido sonó ahogado, pero fue más audible que los que estuvo reprimiendo. Llevó sus manos a sus cabellos oscuros para acercarlo más a sus pechos, como pidiéndole que siguiera, y luego bajó una de ellas hacia un hombro para pasar a recorrer con detalle la piel que había quedado al descubierto, sintiendo la textura de su bien moldeada pero moderada musculatura.

A medida que acariciaba el cuerpo de la princesa podía sentir como ella se retorcía ante su toque dejando que su cuerpo le digiera todo aquello que su boca no quería o no podía pronunciar. En aquel acto tan carnal se sentía mas cerca de la verdadera mirajanne de lo que nunca había estado en todos sus años de servicio, todos aquellos modales tan refinados y ademanes fríos que ella mostraba en publico parecían elevarla sobre un pedestal imaginario que la colocaba por encima de todos, como si al sostenerse en aquella posición se volviera invulnerable. Mientras pudiera mirar desde arriba a los otros nadie podría herirla pues nadie conocía a la verdadera princesa sino solo a una estatua que con desdén observaba al mundo desde su balaustra.
Pero con el tiempo aquel comportamiento se había vuelto una pesada armadura que la protegía y la insensibilizaba pero también le impedía disfrutar de los placeres de la vida siempre forzandose a mostrarse alta y magnánima frente a otros. Jamás la había visto cantar o remojarse los pies en el agua por diversión, ya ni siquiera en los momentos que estaba com su hijo hacia otra cosa que no fuera adiestrarlo para gobernar, la chispa de alegría parecía haberse consumido para siempre tras una mascara de cera, y al igual que la cera aquella mascara era débil al calor.
Cuando sintió las manos de la princesa en su espalda soltó un placentero ronroneo mientras hundía su rostro en el pecho de ella engullendo uno de ellos en la boca mientras su lengua se retorcía y jugaba con su pezón que había comenzado a endurecerse, pero pronto dejo de lamerlo para volver a llevar su rostro hasta el de ella que se había teñido de un rosado que acentuaba la blancura de porcelana de su piel-no necesitáis reprimiros, lo que hagamos hoy me lo llevare a la tumba-le dijo con sus ojos clavados en los de ella sabiendo que la princesa se estaba conteniendo a costa de un esfuerzo que no necesitaba hacer, mientras sentía como las manos de mirajanne llegaban a la cicatriz que su padre le había echo el día que salvo al hijo mayor de ella, para respaldar sus palabras volvió a besar los labios de la princesa esta vez con mas intensidad.

Debido a que no se había preparado de ninguna forma con anterioridad para lo que acontecía en esos instantes, no sabía si alguno de sus otros sirvientes, o incluso su propio hijo podrían pasar por allí y escuchar los "ruidos extraños" provenientes de su alcoba. No debía arriesgarse a ser escuchada, puesto que incluso en su propio castillo alguna que otra pared tenía ojos y oídos pertenecientes a oportunistas que no dudarían en aprovechar la situación para algún chantaje o algo peor.

Al ser la primera, una gran responsabilidad recayó siempre sobre ella, y nunca se le había dado previamente la oportunidad de seleccionar ella misma a su pareja o macho con quien generar descendencia. Todos habían sido prometidos elegidos por su madre, que al final nunca podían complacerla y todas sus interacciones no eran más que una máscara de fría hipocresía para mostrarse ante el público.

Ahora que de improvisto se le presentó la oportunidad de escoger por ella misma, debía tener cuidado para que nadie se enterara, o de lo contrario grandes consecuencias recaerían sobre ella y sobre toda la familia real por su culpa.

Pero esas dudas e inseguridades se disiparon cuando Jace le dijo aquello con tanta seguridad, y antes de poder decir nada más volvió a ser acallada por otro beso, más insistente y apasionado que el anterior. Decidió dejarse llevar aun que fuera por unos instantes, cerrar los ojos y disfrutar del momento. Con sus manos siguió un lento recorrido por su espalda, topándose algunas veces con cicatrices de batallas anteriores y sorprendiéndose incluso a sí misma al ser capaz de reconocer a qué batalla pertenecía cada una. No se había dado cuenta del exageradamente largo tiempo que había tenido al azabache sirviéndole sino hasta ese instante. Se había acostumbrado tanto que su sola presencia se le hacía tan natural como respirar, algo que ya daba por hecho.

Siendo así, no comprendía por qué recién hasta ese instante estaban llegando a ese punto de intimación. Quizá era algo inevitable que iba a suceder de cualquier forma en algún momento.

Ahora sólo esperaba no estar tomando una decisión equivocada al seguirle el juego y dejarse llevar.

En respuesta a sus palabras el cuerpo de la princesa finalmente se relajo bajo sus manos. Pudo sentir con claridad como sus músculos se distendían liberados momentáneamente del férreo control que ella ejercía en todo momento sobre si misma.
Aunque parecía despreocupado jace entendía perfectamente el riesgo que corrían al hacer aquello, aunque los amantes no eran algo desconocido dentro de la corte los caballeros ocupaban un lugar especial dentro de la misma, se suponía que la sangre de fénix otorgada por sus amos los volvía leales y puros mas allá de cualquier duda. Aquello había dejado de ser un juego en el momento que el había trepado a la cama de mirajanne, y sin embargo no se sentía avergonzado pues sabia que cada palabra y gesto para con ella había sido sincero aun cuando el mismo no quisiera admitirlo.
Con un rápido movimiento sus labios se separaron de los de ella y su cuerpo emitió un aura negra que envolvió la habitación en cuestión de segundos-listo-dijo una vez que la barrera estubo erigida, ahora nadie fuera de la habitación podía escuchar o ver lo que alli pasaba-comprendo vuestras dudas pero sabed que nunca seria capaz de hacer algo que os lastimara- dijo mientras una de sus manos dejaba las orejas de mirajanne y acariciaba su mejilla en un gesto tierno. Sin necesidad de palabras el era capaz de entender lo que pasaba por su mente con solo mirar su rostro, una gran parte se debía a que comprendía su carga mas de lo que ella podía sospechar. Como hijo de la custodio era su deber guiar a su pueblo una vez su madre dejara aquel mundo, había elegido servir a la princesa aun a sabiendas de que su deber acabaría por reclamarlo un día, al principio había creído que era el deber lo que le había llevado a su actual puesto, pero mirandola a los ojos dudaba incluso de sus propios sentimientos.
Con lentitud se acerco a mirajanne y la beso por tercera vez, pero esta vez el beso fue suave,dulce, tierno en su acción mientras sus brazos dejaban de acariciarla para abrazarla con fuerza a su pecho, quería ser aquello que la hiciera feliz aun cuando ni siquiera estaba seguro de lo que el era para la princesa.

Las habilidades de Jace parecían no cansarse de asombrarla en su fuero interno, puesto que por fuera seguía sin permitirse expresar aquellas reacciones. Observó ahora la llameante capa negra que cubría el cuarto como si tuviese vida propia, separándolos de los alrededores y creando un mundo aparte dentro de ese lugar.

Cuando sus miradas volvieron a encontrarse inconscientemente sonrió de forma leve, de esa característica forma que pertenecía a su máscara entre divertida y sarcástica.

-Bien pensado- Lo felicitó por el hechizo, escuchando luego sus palabras, que no la sorprendieron tanto como sus siguientes acciones.

Por unos instantes ni siquiera supo como reaccionar ante tal delicadeza y muestras de afecto, debido a que no estaba para nada acostumbrada a ello. Sus anteriores maridos y prometidos nunca se habían detenido en ese tipo de detalles, puesto que el sentimiento siempre era inexistente, y más que nada el vínculo se debía meramente a relaciones políticas o por conveniencia.

Un poco más tranquila, decidió corresponder el beso y de forma más indecisa el abrazo que quizá ni llego a eso y se detuvo en un gesto tímido y dudoso.

Acababa de notar que podía fingir y engañar a cualquier hombre que su madre le pusiera en frente, pero no tenía ni la más mínima idea de cómo actuar ante uno que ella escogiera por sí misma.

La princesa respondió de una forma tímida a sus avances como si no estuviera muy segura de que hacer. Los padres de sus hijos al parecer estaban muy apurados en satisfacerse a si mismos o muy asustados de mirajanne como para hacer algo que fuera al menos la mímica de un gesto tierno o algo similar- parece ser que he encontrado otra de vuestras debilidades alteza-dijo con una sonrisa gatuna mientras sus manos se separaban la una de la otra y se entrelazaban con las de ella sintiendo el latir de su corazón a través de sus palmas.
Tratando de sacar un sonido de la princesa ahora que ya no tenia escusas para refrenarse jace empezó a besar su delicada piel con suavidad. Al separarse sus labios empezó por besar su cuello mientras su nariz aspiraba el aroma que emitía su cabello, luego subió hasta sus orejas donde le dio un par de mordiscos juguetones antes de volver a descender su cabeza hasta sus pechos donde se apoyo como si se tratara de una almhoada. Durante todo aquel ínterin sus manos seguían entrelazadas a las de ella haciéndole pequeñas caricias a su palma y evitando que ella pudiera levantarse para detenerlo. Sabia que ella podía aun matarlo con sus colas si lo deseaba, pero mientras le fuera posible quería consentirla, conocer a la verdadera mujer que se escondía bajo tantas mascaras.
Como si pelara una cebolla sentía que cada beso y caricia removía una capa dejandolo un poco mas cerca de la autentica mirajanne, el problema era que así ella también veía cada vez mas profundo la verdadera naturaleza de su caballero. Cuando su boca finalmente llego a su abdomen casi podía sentir al pequeño que alli se encontraba encerrado en un capullo para protegerlo hasta que la tormenta hubiera pasado,tras besar el agujero de su ombligo volvió una vez junto a ella para volver a poner un beso cargado de ternura en sus labios.

Su comentario sólo consiguió incrementar su nerviosismo interno, haciéndola dudar sobre si aquello era algo bueno o malo. Había decidido hace muchos siglos que nadie, absolutamente nadie debía ser capaz de traspasar todas sus barreras. Quizá los dejaría pasar un par de ellas, pero Jace había conseguido escabullirse por más de estas sin que ni ella misma lo notara. Ya en ese punto no sabía si asustarse por ello o tomarlo con calma. Al final optó por intentar seguirle el juego para ver si con ello conseguía tranquilizarse. Sonrió un poco como siempre lo hacía antes de contestar.

-Bueno, parece que yo también acabo de encontrarla- Su voz consiguió sonar tan calmada y moderada como siempre. Y dentro de todo, era bien cierto que ni ella estaba al tanto de aquél "punto débil" sino hasta ese momento que se presentó la situación.

Suspiró gustosa cuando le recorrió el cuello de esa forma, pero ante las mordidas en las orejas no pudo evitar gemir por la sorpresa y estremecerse al removerse incómoda debajo de él. No podía hacer mucho más debido a que las manos del otro sutilmente la aprisionaban contra el colchón, pero no por ello dejó pasar desapercibidas las caricias que recibían estas. Lo mismo sucedió ante este nuevo beso, haciéndola sentir extraña una vez más.

De todos los hombres este era el que más la había besado en la cama... o quizá era el único, puesto que sus anteriores maridos sólo la besaban en público para mantener la imagen, de una forma bastante fría y sencilla. También era nuevo el trato delicado y las caricias, y debido a que aún no sabía cómo responder correctamente a ellas decidió esperar un poco más antes de actuar.

Una vez separaron sus labios, ella lo miró por unos instantes antes de llevar su mano a la mejilla de él e intentar retribuirle. Debido a que no sabía la forma en la que se suponía que debía hacerlo en ese tipo de situaciones, optó por acariciarlo de la misma manera en la que mimaba a su hijo, que era la experiencia más cercana que tenía.

-Eres extraño...- Comentó, sin romper el contacto visual. Esa era la conclusión a la que había llegado tras compararlo con los otros, además de que él era el primero que la ponía en esos aprietos.

Mientras la estimulaba la princesa parecía debatirse entre dejarse llevar por el momento o seguir combatiendo por mantener su típica moderación incluso en aquella situación. El pequeño gemido que lanzo cuando mordió su oreja parecía indicar que sus deseos estaban finalmente sacando lo mejor de ella, pero cuando hablo lo hizo en su natural tono refinado sin que el pudiera detectar un cambio sustancial en este, ni siquiera la respiración agitada lograba romper la impresión de que se encontraba totalmente tranquila-el problema es que vuestras debilidades os hacen poner caras tiernas a las que sabéis que no puedo resistirme- le contesto con descaro como diciendo que la misma princesa era una debilidad de el en toda su extensión.
Cuando sus manos se separaron jace dejo que la mano de mirajanne acariciara su rostro sin oponer resistencia, de echo comenzó a ronronear y frotarse contra ella como si fuera un pequeño gatito. Le gustaba ver a la princesa tan confundida pero al mismo tiempo le producía cierta tristeza al notar que se debía a que a pesar de sus esposos el cariño al parecer jamás había sido algo necesario en sus relaciones.
Cuando los ojos de ella volvieron a posare en el jace se limito a mirarla en lo profundo de sus ojos como si la viera por primera vez en su vida- si ser extraño es trataros como os merecéis-dijo mientras giraba haciendo que entonces ella quedara encima de el-entonces quiero ser lo mas extraño que halláis visto-finalizo con una sonrisa cálida mientras colocaba sus manos en la espalda de ella con suaves caricias mientras volvía a besarla sin dejar de ver en sus ojos donde creía adivinar una chispa de alegría.

El elemento predominante de esa noche al parecer sería el factor sorpresa, puesto que tampoco esperó que de un momento a otro Jace los hiciera cambiar de postura para hacerla quedar sobre él. En algún momento del proceso su bata roja había quedado precariamente reposando sobre su espalda, abierta en su totalidad y deslizándose incluso por sí sola sobre la suave piel blanquecina de sus hombros.

Antes de decir palabra, sus labios volvieron a ser aprisionados contra los ajenos, en un gesto que al parecer el otro insistía mucho en repetir. Pero a pesar de ello debía admitir que no le desagradaba. De alguna forma se sentía un poco más cercana a él de ese modo que con los otros, además de que muy pocas veces lo había visto sonreír de aquella forma, debido a que por lo general él también se veía obligado a modular sus expresiones por ser el líder de todo un escuadrón.

De forma lenta, su cuerpo se fue relajando ante las caricias, puesto que había vuelto a ponerse un tanto rígida por el cambio de posturas, y sintió a la perfección el tacto de sus manos recorrerle la espalda mientras que le iba quitando por completo la bata roja. Esta terminó en algún punto de la cama, fuera de su alcance y de su vista, dejándola expuesta completamente en su desnudez.

Por primera vez, en lugar de usar sus armas de mujer ante el género opuesto, más bien se sintió algo cohibida e indecisa sobre las acciones a tomar. Al final optó por pasar sus dedos sobre su torso en una disimulada caricia.

En otra ocasión podría haber tenido un comentario sarcástico o una frase irónica para contestar a la princesa.Pero aquello lo tomo tan de sorpresa que lo dejo literalmente boquiabierto.
Al parecer en medio de todo sus movimientos la bata de la princesa había perdido su apoyo yendo a parar al suelo,incluso en la oscuridad de la habitación su piel parecía resplandecer con luz propia creando un efecto hipnótico en jace que por unos segundos no pudo hacer otra cosa que no fuera mirar su cuerpo mientras intentaba disimular la sorpresa que aquello le había causado.
Ella parecía estar un tanto avergonzada de aquella situación lo cual le parecía extraño pues mas de una vez la había visto salir del baño sin siquiera cubrirse aun cuando sabia que el estaba a pocos metros de ella.Pero aquellos recuerdos parecían encontrarse a una galaxia de distancia ahora,en aquel momento y lugar todas sus flaquezas y debilidades quedaban expuestas a los ojos del otro,intentando ayudar a la princesa como ella lo había ayudado jace llevo las manos de mirajanne hasta sus pantalones sintiendo como estos parecía ajustarse mas de lo normal en respuesta a su estado-me acusáis de novato,pero vos tampoco demostráis la experiencia de la que tanto presumís-le dijo en un tono ligeramente desafiante mientras la ayudaba a desprender los botones casi adivinando el temblor de sus dedos.En un solo movimiento fluido ambos quedaron finalmente en las mismas condiciones,aunque aquello podía probar haber sido un gesto inútil porque la princesa no parecía deseosa de llevar aquello hasta el fin-si os sentís incomoda puedo marcharme y todo esto no sera mas que un sueño-continuo en una voz un poco mas cordial notando que tal vez había llevado aquello demasiado lejos, después de todo incluso si lograba descifrar lo que sentía por mirajanne y ella por alguna coincidencia lo correspondia ellos jamas podrían estar juntos.

Se dejó guiar por las manos contrarias para terminar de deshacerse del pantalón y así igualar las condiciones de ambos, escuchando entonces aquellas palabras que más sonaron a desafío y provocación. Aguardó unos instantes analizando sus propias reacciones y las que había estado teniendo a lo largo de todo ese proceso, descubriendo que como las cosas habían dado ese giro inesperado y con cada paso que avanzaban se torcían más en nuevas situaciones en las cuales ella misma parecía ajena, su comportamiento sería comparable quizá al de una simple colegiala inexperta, pensó con cierto cinismo.

Quizá su breve lapso de meditación fue malinterpretado por el azabache, puesto que el último comentario fue todo lo que necesitó para decidirse de una vez por todas.

Bastó una inhalación profunda para volver a colocar esa leve sonrisa cínica y confiada que tanto la caracterizaba cuando volvió a abrir los ojos para mirarlo con la misma intensidad, cambiando notoriamente el ambiente.

-Oh, vaya... me disculpo si causé esa errónea impresión- Su voz una vez más adquiría ese tono aterciopelado y firme que destilaba esa leve diversión zorruna. -Simplemente tardé un poco en adecuarme a tu estilo- Aclaró, llevando su dedo índice a la boca contraria para jugar allí con su labio inferior y demostrar más claramente que su seguridad había regresado, y no era ninguna novata en ese juego.

-Sería una lástima desechar todo lo que hemos hecho hasta ahora así como si nada, ¿o no?- Prosiguió, bajando su dedo índice acompañado por los otros, que rozaban apenas con sus uñas en una extraña caricia gatuna su piel, trazando un recorrido por el cuello hasta su torso nuevamente. -¿Continuamos?- Inquirió finalmente, de una manera que expresaba tanto en su tono de voz levemente divertido como en su mirada aguda que no estaba dispuesta a tirar la toalla.

Todo parecía indicar que el silencio de la princesa era su señal para retirarse, pero resulto que aquel instante de respiro era todo lo que necesitaba para volver a construir la muralla alrededor de ella que jace en su insistencia había logrado atravesar casi en su totalidad. Cuando volvió a hablar lo hizo con su tono habitual calmo y modulado con apenas un ligero toque de diversión que bien podía ser fingido para la ocasión-lamento mucho si mi accionar os causo alguna incomodidad-dijo el por toda respuesta mientras pasaba su mano casualmente por la línea de su espalda.
Si bien la pequeña caricia de la princesa le resultaba agradable no le parecía sincera, el quería estar con la verdadera mirajanne y no solo con la farsa que ella llevaba adelante para todo el mundo, sabia que sonaba como un capricho infantil y tonto pero a menos que lograra descubrir como era ella realmente nunca podría poner en orden sus ideas acerca de sus verdaderas emociones con respecto a ella.
Sus palabras sonaban seguras ahora, pero el quería estar seguro de que realmente quería llevar aquello hasta el final por su propia descicion y no porque pensara que se trataba de un juego-si seria una pena perder lo que hemos logrado-dijo mirandola a los ojos con intensidad como tratando de adivinar sus verdaderas emociones por debajo de su sonrisa-me encantaría continuar, pero solo si la verdadera princesa quiere acompañarme-dijo mientras entrelazaba su mano con la que mirajanne tenia apoyada en su pecho dándole a entender que quería estar con la verdadera princesa seguro de que ella realmente deseaba hacer aquello.

Una vez su caballero dijo lo último, mientras entrelazaba su mano con la de ella y le acariciaba la espalda, supo una vez más que definitivamente con él sería una experiencia completamente distinta de los otros. Nunca, bajo ninguna circunstancia, había permitido que mirasen con total plenitud y transparencia debajo de sus máscaras, mucho menos en la cama, puesto que algunas veces incluso la acción desarrollada allí era casi como un campo de batalla entre ella y sus maridos, resultando vencedor el que pudiera mantenerse firme en todo momento.

Cerró los ojos y sonrió con cierta ironía, rompiendo en ese instante algunas capas de sus falsas facetas. No es como si fuese fácil para ella deshacerse así como si nada de sus escudos, puesto que ya se había acostumbrado tanto a ellos que muy difícilmente los quitaría por sí sola. Si él quería ver a la verdadera Mirajanne, o al menos a la más cercana en su defecto, tendría que ir descarapelando las máscaras que faltasen él mismo. Todo lo que ella podía hacer era dejar de oponer resistencia.

Cuando volvió a abrir los ojos lo miró para comunicarle de esa forma silenciosa que aceptaba la propuesta.

-He de anunciarte que ella gustosa te acompañaría- Comenzó diciendo, antes de hacerlos girar nuevamente para dejarlo sobre ella. -Pero con la condición de que llegues hasta ella- Agregó, diciendo de aquella forma que avanzara él primero. Según el modo en el que fueran avanzando, ella iría cediendo de a poco. Era la única forma de quitarse todas las máscaras.

El tiempo entre la pregunta y la respuesta pareció transcurrir de una forma dolorosamente lenta, mientrasesperaba casi podía jurar que sentía al tiempo perder su marcha mientras los movimientos faciales de la princesa parecían moverse acordemente. Hasta ese momento nunca había notado como los músculos de su cara se contraían y relajaban formando surcosy arrugas con cada una de sus expresiones, en aquel estado subreal podía percibir cada movimiento con increíble nitidez a causa desu desesperante lentitud.
Las palabras de mirajanne pudieron finalmente sacudirlo de su trance mientras volvía a dejarlo en una posición dominante con sus ojos clavados en los de ella tras los cuales parecía ocultarse un laberinto.
Su sonrisa aunque irónica parecía tener un cierto aire de tristeza, como si su pedido fuera como exigir a un anciano que soltara su bastón y continuara caminando, jamás había imaginado que ella vivía de aquella forma soportandolo en silencio aun cuando había pasado gran parte de su vida junto a ella, ahora parecía tan obvio que le parecía cruel de su parte no haberlo notado antes-entonces como vuestro caballero iré en su búsqueda-dijo con total seriedad antes de ablandar nuevamente sus facciones para ofrecerle a ella una sonrisa cálida antes de besarla con ternura en los labios.
Su boca no permaneció mucho tiempo alli pues pronto comenzó a bajar besando su cuello y acariciando sus pechos y sus orejas con sus manos, lo que antes habían sido roces de estimulación para molestarla ahora eran suaves caricias para mostrarle todo aquello a lo que se había cerrado, quería poder rescatar a la verdadera princesa de su propio laberinto incluso si debía cruzarlo sin madeja de hilo. Con suaves movimientos intento hacer que se sintiera cómoda y dispuesta antes de pasar a algo mas intimo.

Le tranquilizó en cierta medida el hecho de que el otro aceptara su propuesta y estuviese dispuesto a continuar tras haber comprendido la situación, permitiéndose entonces ser besada para esta vez intentar disfrutarlo más al quitar las barreras que pudiera.

Era difícil, tal y como lo supuso, puesto que no estaba acostumbrada e instintivamente siempre iba a buscar cerrarse lo más que pudiera para protegerse, pero por esta vez se esforzó para evitar que sus escudos volviesen a cubrirla.

Llevó lentamente sus manos hacia el cabello del otro para jugar allí con su cabello en leves y lentas caricias cuando comenzó a besar su cuello y acariciarle el resto del cuerpo, haciendo ella misma su cuello hacia atrás para facilitarle el acceso.

Si bien era la primera vez que estaba llevando las cosas a un ritmo tan lento, debía admitir que lo estaba disfrutando, en especial por ese gusto tan diferente que le estaba suponiendo esa experiencia con él. A diferencia de los otros, que simplemente iban al punto y querían acabar siempre lo más pronto posible con un contacto frío, Jace expresaba lo que sentía mediante su actuar, y se preocupaba en hacer que ella también lo disfrutara.

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Off: Revisa tus MP

Mientras acariciaba a la princesa podía sentir como ella jugaba con su pelo en un intento por devolverle el gesto. Como mucho era una caricia tierna pero el gesto significaba mas para el que otra cosa, el tener por vez primera una mirada en la vida privada de mirajanne le daba una nueva perspectiva sobre lo diferente que habían sido sus vidas aun con los grandes parecidos que existían entre ambos. El había disfrutado de una niñez y una adolescencia libre de presiones siempre rodeado por el amor de su madre y la camaradería de su clan, aunque entre los elfos el custodio era lo mas parecido que tenían a un líder este puesto jamás había sido un estigma entre su gente. El custodio no estaba por encima de los otros miembros del clan sino que al contrario era quien mas profundamente estaba involucrado con los problemas de su gente, era su guía como así también el guardian de la memoria y las tradiciones de su gente, papel que solo podía desempeñar junto a ellos. Pero para ella la historia había sido completamente diferente,ella llevaba su titulo como una carga y una constante presión que la obligaba a intentar ser aquello que otros querían que fuera.
Su madre, sus hermanos e incluso sus propios sirvientes, ella decía que no le importaba y sin embargo trataba tan duro por ser lo que se esperaba de ella, la hija perfecta, la hermana peligrosa, la heredera al trono, todas ellas eran mirajanne pero jace no estaba seguro de que ella hubiese elegido ser alguna de esas cosas.
Siguiendo su instinto jace redujo la distancia ente ellos pegando su cuerpo al de ella mientras la mano que acariciaba sus pechos se corrió a su cintura para darle espacio, aunque no era real casi podía sentir el frío de la armadura que la princesa llevaba en su corazón. En algún momento tal vez había sido una defensa perfecta y bien aceitada de la que podía salir cuando se le antojara, pero ahora a el se le figuraba como un viejo pedazo de metal oxidado en el que había quedado atrapada sin notarlo y del que ahora no era capaz de salir por mucho que se retorciera, y aunque le daba un cierto toque de ternura verla intentar con tanto esfuerzo no quería que se forzara mas de la cuenta-solo relajaos y sed vos misma-le dijo en un tono bajo y tranquilo mientras le daba un beso de broma en la nariz para que se relajara antes de volver a besarla con intensidad mientras su mano descendía casualmente de su cintura hasta sus largas piernas para comenzar a acariciarlas en movimientos circulares mientras mantenía sus bocas juntas imprimiendo pasión en el beso.

Cada movimiento, cada caricia y cada beso eran lentos en exceso, tanto que realmente no le sorprendería encontrar el amanecer a la vuelta de la esquina sin haber siquiera iniciado ninguna intimación más profunda que esa. Pero no le molestaba, sino todo lo contrario. Estaba concentrada dejándose hacer y siguiendo su juego para disfrutar mejor de aquella experiencia.

Sus orejas bajaron con cierto aire de timidez cuando recibió inesperadamente el beso en la nariz, puesto que era una muestra de cariño que nunca antes había recibido, y solo daba a su hijo cuando nadie miraba.

-Ojalá fuera tan fácil- Murmuró en respuesta, antes de volver a ser besada.

Ella lo estaba intentando, y seguía descarapelando su escudo capa por capa, a paso lento y a veces con más dificultad, puesto que aquello de ser ella misma le era una tarea realmente complicada. La psicosis de ser constantemente vigilada por alguien la había llevado hace muchos siglos a resguardarse en lo profundo de sí misma, manteniendo siempre aquella máscara de frialdad imperturbable en todo momento, incluso cuando se encontraba sola o creía estarlo, por si acaso.

Con el tiempo, incluso había llegado a olvidar que había una Mirajanne diferente a la que se mostraba, puesto que la situación la fue llevando incluso a pensar como esa falsa armadura. Debido a que había olvidado como quitársela, la única forma para lograrlo era con ayuda de otra persona que la fuera librando lentamente de esta.

Por un segundo casi se arrepintió de aquel acto pensado para relajarla pues contrario a sus expectativas mirajanne parecía incluso mas apenada luego de que la besara en la nariz como una forma de romper la tensión.Verla de aquella forma lo apenaba y al mismo tiempo le hacia muy difícil controlarse a si mismo para no saltar a algo mas carnal.
Estaba tan acostumbrado a la imagen de la princesa altiva y estoica que verla en aquella forma tan vulnerable y humana le hacia sentir deseos de abrazarla contra su pecho y confortarla,le costaba creer que sus maridos hubieran podido estar allí y no ver a la persona que el tenia ahora frente a sus ojos.Sus palabras habían perdido aquel toque seguro y confiado,sonaba como si ni siquiera supiera cual era la verdadera mirajanne,como si el tiempo vivido tras una mascara hubiera borrado todo rastro y surco del ser anterior dejando solo una masilla informe que se adaptaba según la situación.
Cuando sus labios se separaron jace la miro a los ojos buscando llegar a lo mas profundo de su ser,como si extendiera su mano para alcanzar a una persona que se hubiera caído en un profundo pozo y ahora no pudiera salir.La fosa del miedo era el lugar donde ella había caído hacia tanto años al verse rodeada de un mundo tan oscuro y hostil como aquel,sola tal vez había llorado sin que nadie pudiera verla,sin que nadie pudiera consolarla.Sobre aquella base había construido muros alrededor de ella siempre temerosa sin poder confiar en nadie,sin poder pedir nunca una mano o tener un hombro sobre el cual recostarse.
Estaba sola y el peso de su responsabilidad y su miedo podrían haber aplastado a otros, pero ella seguía resistiendo negandose a pedir ayuda,era admirable y al mismo tiempo le partía el corazón al notar que quizás el podría haberla ayudado antes si solo se hubiese tomado el trabajo de mirarla con mas atención.Pero ahora lo veía y aria lo que estuviera en su poder para ayudarla-ahora ya no estáis sola, y nunca mas volveréis a estarlo-le dijo mientras la besaba al tiempo que una de sus manos acariciaba su oreja con suavidad mientras su otra mano recorría sus piernas como queriendo derretir las barreras de la princesa con sus manos

Mientras las caricias lentas seguían predominando en aquél acto, sin atreverse a intimar todavía por ambas partes, ella intentaba continuar relajándose para facilitarle la tarea.

Pero sin duda, las palabras que soltó su Caballero la dejaron levemente anonadada. No pudo evitar tomar esa frase con un triste sarcasmo, una mentira piadosa que intentaba reconfigurar esa espantosa realidad, puesto que ella ya sabía como eran las cosas. Nada era eterno, y por ello había dejado de creer en los absolutos, puesto que estaba claro que en algún momento, por un motivo u otro, ya fuera que todos la abandonaran o murieran, ella terminaría quedando sola.

Bajó apenas un poco la mirada con una tenue sonrisa algo melancólica, sin dejar expresar en mayor medida el vacío que sentía. Eran bonitas palabras y bonitas intenciones, pero eso no era suficiente para materializarlo, estaban expuestos a fuerzas externas que no estaban bajo el control de ninguno.

No obstante, intentó alejar esos pensamientos, pensar en otra cosa para disfrutar el momento. Ante la caricia, ella cerró gustosa los ojos y de forma leve se restregó contra la mano que acariciaba su oreja, tal cual como un gato en busca de mimos.

No era muy dada a dar y recibir cariño, por lo que estaba improvisando, dejándose llevar por lo que quería y sentía en esos momentos. Pero no por ello sus acciones le resultaron menos vergonzosas. Le daba pena mostrarse de esa manera ante alguien, cosa que causó que el sonrojo de sus mejillas incrementara un poco más.

-Tomaré tu palabra- Contestó con su voz siempre aterciopelada, abriendo apenas uno de sus ojos para mirarlo, sin poder quitarse todavía el sonrojo de encima. Aquél mensaje en realidad llevaba implícito muchos más significados que el de simple aceptación, lo que suponía el trasfondo de su respuesta se refería a que ahora él debía primeramente asegurarse de mantenerse vivo para cumplir con su palabra. Después de todo, en esos tiempos próximos de tempestades sangrientas esa era la mayor preocupación en las mentes de todas las partes que se verían involucradas en la guerra.

Quizá no era tan malo preocuparse por alguien más que no fueran sus hijos...

Las reacciones de la princesa nunca dejaban de sorprenderlo, se plegó a su mano cuando le acaricio las orejas como si fuera un gatito recibiendo mimos en su lugar favorito.
No sabia si era fingido o aquella era una reacción verdadera ante los estímulos, quería creer que la sinceridad de sus palabras había logrado que la princesa se sintiera un poco mas cómoda aunque el rubor de sus mejillas parecía indicar lo contrario. Mientras acariciaba su cuerpo podía sentir como sus manos se calentaban junto a la piel de mirajanne, las expresiones en su bello rostro sin embargo distaban mucho de reflejar pasión o gozo, había una onda tristeza en su mirada casi podía asegurar que sus palabras tenían una parte de la culpa- y yo honrare vuestra confianza-le dijo con una sonrisa mientras le acariciaba el rostro intentando borrar la mueca de tristeza en su rostro y lograr que una sonrisa aflorara en su rostro.
Sabia que en la mañana podía estallar la guerra y el moriría en un campo de batalla dejandola sola una vez mas, pero aun si un destino tan funesto se percibía en el horizonte no pensaba retractarse de sus palabras. Había permanecido mucho mas que una vida junto a ella y no pensaba abandonar en aquel momento, no luego de que había conseguido llegar tan lejos.
Sin que lo notara la mano que recorría sus piernas empezó a moverse con lentitud hacia la zona intima de mirajanne buscando avanzar en su intimidad.